Pedro Sánchez debería agradecer a Felipe González, Alfonso Guerra o Emiliano Garcia Page sus críticas respecto a conceder la amnistía a los condenados por el golpe de Estado en Cataluña, porque la conclusión de esta pseudorebelión es «seguimos votando al PSOE». El mensaje que trasladan ... al electorado socialista se centra en que «a pesar de lo que decida Sánchez, hay que continuar dándole nuestra confianza». Es la forma más idónea de otorgarle poder omnímodo para conceder la amnistía a toda esa caterva de políticos que en 2017 se sublevaron contra el Estado de derecho y la Constitución. O para cualquier otra decisión con tal de mantenerse en la Moncloa.
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Este escenario me recuerda a aquella frase que en la serie 'Scandal', Olivia Pope, asesora del presidente de Estados Unidos, le dice al jefe de Gabinete, Cyrus Beene, «no me gusta que los malos acaben escapando», y éste le responde, «pues no haber venido a Washington». En nuestro caso cambiamos Washington por Cataluña y tenemos un encuadre inmaculado. Da igual lo que delincas ahí que, como en el Sacramento de la Penitencia, sus delitos serán perdonados a través de Pedro Sánchez.
A lo que iba. Le pregunto a Felipe González ¿qué pretende con su critica «no puede haber amnistía porque no cabe en la Constitución española» si, como colofón, aclara que votó a Sánchez? Lo mismo puedo pedirle a Guerra cuando señala que «si ahora borramos los delitos de los independentistas, estaremos acabando con esta etapa democrática. Primero fueron los indultos, luego el delito de sedición, después rebajamos el de malversación, ahora es la amnistía, después vendrá la autodeterminación y finalmente, el referéndum. Y así es como se va destruyendo la sociedad construida democráticamente en 1978» para seguidamente concluir en su apoyo a Sánchez en las urnas.
A ellos y a los pocos que alzan la voz contra el proyecto presidencial, como Garcia Page, cuyos diputados votan y votarán todas las proposiciones de su jefe, les conmino a la coherencia. Si juzgan tan grave esas concesiones a los separatistas ¿por qué le votaron el 23-J? Me parecen más honradas posiciones como las de Leguina, Corcuera, Paco Vázquez o Nicolás Redondo.
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En definitiva, Sánchez debe estar aún más encantado de conocerse al comprobar estos hipócritas levantamientos que no logran otra cosa que mantener a sus bases pazguatas cual estafermo. La estrategia es muy clara: un escándalo tapa otro escándalo y la gente termina inmunizada y anestesiada, preparada para aceptar estoicamente todo lo que está por venir. Así es la vida.
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