Decidí ayer remar contra corriente y eludir la tentación de referirme en estas líneas a la humillación que Pedro Sánchez nos sometió a gran parte, posiblemente a la mayoría, de los españoles a través de la ley de amnistía, para ocuparme de un colectivo olvidado ... en la tragedia del incendio del edificio de Campanar: el Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Valencia, cuya labor también fue impecable.
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Con justicia se ha ensalzado el extraordinario, incluso heroico, trabajo de bomberos, policías y conserje, gracias a los cuales el triste balance no alcanzó mayores proporciones. Dicho esto, mi amigo Rogelio me convenció para esta loa y otros compañeros de profesión me ratificaron hacerlo, para analizar y reconocer la perfecta coordinación del equipo comandado por José Manuel Esteve con las decenas de periodistas enviados al lugar de los hechos y también para facilitar las conexiones con los medios que cubrían desde fuera la triste actualidad. Por ello y ¡por qué no reconocerlo! por solidaridad profesional, quiero resaltar ese esfuerzo prometeico para proporcionar la información sin que en ningún momento dejaran llevar por el desasosiego o la excitación.
Esteve y su equipo cumplieron con la tarea, obligación si se quiere, de facilitar de forma ágil y rápida información concisa y veraz para que estuviera a disposición no sólo de los valencianos sino de todos los españoles. Más aún, supieron trascender, como requería aquella tarde-noche, esa obsesión de muchos Gabinetes de Prensa institucionales de imponer su propia versión de los hechos. Quiero dejar patente, aunque haya sido expresada repetidamente, la sincronía con la que actuaron los tres Gobiernos: Ayuntamiento, Generalitat y Delegación del central, tanto 'in situ' como después a la hora de solventar las primeras y perentorias necesidades de los damnificados, a la que se añadió la solidaridad de ciudadanos y empresas.
Lo he conseguido, liberarme de encalabrinar más mis nervios con la sumisión de España a través de su presidente a los delincuentes que, además, nos odian y quieren destruirla. Desconozco el fin de la para mí tropelía pero, si Pedro Sánchez logra todo su propósito, el resultado final estará muy alejado del sistema democrático desarrollado, por más que muchos de nosotros no queramos admitirlo. Eso sí, admitamos que si tan sólo uno de los escándalos que afectan al PSOE -sumisión a los independentistas y filoterroristas, reprobaciones de ministros, Tito Berni, Ábalos, 'caso Begoña Gómez, mujer del presidente', ley de amnistía...- lo protagonizaran políticos del PP, el acoso desde todos los frentes se llevaría por delante hasta el guarda jurado de la calle Génova. Repito, por mucho menos, cayó Mariano Rajoy. Así es la vida.
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