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¿Un amigo no debe pedir determinadas cosas? o ¿un amigo no te lo echará en cara si no lo haces? Ésta era la pregunta a modo de conclusión tras discusión serena entre Rogelio y yo mismo. Mientras él defendía la primera tesis, yo perseveraba ... en la segunda. Mi argumentación se basaba en que no puedes dejar abierta la posibilidad de que el amigo argumente después ¡cómo no me lo dijiste! El diálogo se entabló a propósito de mi afirmación «conforme pasan los años, tan sólo queda la amistad y algunos recuerdos, aparte de la familia que ocupa un lugar privilegiado por la bendita imposición de la naturaleza». La familia es insustituible e inevitable. La razón de ser y de activarnos en nuestras vidas.
Para reforzar mi posición, recurrí a las recientes declaraciones de la afamada y excelente actriz, además de guapa, Jane Fonda, quien a sus 85 años no sólo confirmó que uno de los mayores beneficios de tener amigas es «la salud» sino que además resaltó «me hacen más fuerte, más lista, más valiente. No sé qué haría sin mis amigas», y citando sendos estudios publicados por las Universidades de Harvard y California, añadía «no tener amigas mujeres es tan perjudicial para la salud como el tabaco» y «Las mujeres que tienen amigas cercanas tienen menos estrés, un sistema inmunológico más fuerte y hasta una vida más larga».
Lo cierto es que, lo digo con convicción. Contar con amigos produce sensación de satisfacción, de alegría, de tranquilidad. Por más que los amigos de verdad puedan ser menos de los que uno imagina, los que lo son conforman un preciado bien a atesorar. La amistad te traslada una valiosísima sensación de confianza. Tanta, que «es peor desconfiar de un amigo que ser engañado por él» como le escuché en un reportaje sobre su vida al expresidente del Real Madrid -ese al que se refería el gran intérprete y mejor persona, Alfredo Landa, en la serie de televisión 'Lleno, por favor', cuando repetía «yo tan sólo creo en Dios, en Franco y en don Santiago Bernabéu».
Recomiendo el mantener los amigos a quienes los tengan y su búsqueda a quienes les falten. Como colofón de este Gallinero, dos puntualizaciones. La primera, las declaraciones Fonda las atribuyó también, por más que le pese, a la amistad entre hombres. La segunda, estás líneas responden al reto, en modo provocación, de mi amigo que lo es de verdad al igual que el testigo, «a que no te atreves a escribir una columna sobre el tema». Aquí quedan las 450 palabras con más o menos acierto, pero todas desde el sentimiento sincero y personal. Rogelio, eres el culpable ¡van por ti!. Así es la vida.
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