El trabajo constituye uno de los resortes más importante para el éxito, cualquiera que sea la profesión. Es uno de los principios que, junto a la honradez, me inculcaron mis padres desde niño y también yo he trasladado a mis hijos. Como afirmaba el genial ... pintor español Pablo Picasso «si llegan las musas, que te pillen trabajando». Ése es el secreto para la eficacia y el avance. Viene esto a cuento por el comentario que me hacía estos días mi amigo Rogelio respecto a la actividad de la alcaldesa, María José Catalá, «no para y, además, tiene intuición para esto de la política, como ha demostrado su dedicación y apuesta por el medio ambiente, aprovechando la designación de Valencia como 'capital verde europea' para 2024». Da la impresión de que en este capítulo ha percibido una mina de gran utilidad política solicitando la nominación como «acontecimiento excepcional de interés público» al igual que sucedió con Vitoria en su día.
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No satisfecha del todo, aprovechó la oportunidad y demandó para el Parque de la Albufera la declaración por parte de la UNESCO como 'reserva de la biosfera'. Estos pasos por parte de la primera edil capitalina muestran un interés extraordinario por la ecología tan de moda en la actualidad, como si quisiera implantar ante nosotros el 'verde alcaldesa' a modo de santo y seña de su periplo municipal ante esa yincana pública iniciada en 2019 frente a competidores a los que le costó cuatro años doblegar.
Mi amigo destaca especialmente las dosis de sabiduría y sagacidad de Catalá cuando no le duelen prendas en reconocer la labor de otros predecesores, porque sus palabras en la presentación oficial del evento, «ésta es una celebración significativa. La Capitalidad Verde viene a sintetizar y a poner en valor un gran esfuerzo colectivo realizado durante décadas», en referencia a los trabajos sobre el Viejo Cauce y demás ámbitos de la ciudad de Ricard Pérez Casado, Rita Barberá y Joan Ribó, cualidad inasumible e imposible de este último y de sus equipos durante cocho años.
La asunción como propia de esta designación verde me recuerda a Rita Barberá que supo arrogarse, además de los suyos, los logros iniciados por sus predecesores o por la Generalitat, lo que sacaba de quicio a más de uno de sus oponentes.
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Dicho esto, me atrevo a predecir una vida municipal más allá de las dos legislaturas de rigor, como es habitual en la política española, si continúa trabajando como ha demostrado en estos siete meses «echar a un alcalde trabajador es muy difícil, si no imposible» y si sus expectativas políticas terminan en la Alcaldía de Valencia, cosa que no me atrevo a garantizar. Es demasiado joven. Así es la vida.
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