Parece el cuento de nunca acabar. Así se sienten los afectados del 'caso Erial' más conocido por estar incluido el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, al recibir la noticia de un nuevo aplazamiento, esta vez hasta febrero. Los 19 afectados no terminan de entender ... tanta procrastinación, menos aún cuando desde el momento de darse a conocer mediáticamente se han ido filtrando con reiteración, la mayoría de las veces desde el entorno de la Fiscalía, que el también exministro estaba «más que pillado», «está todo claro», y sin embargo, ahí están, inermes, cuando va para nueve años desde el inicio del procedimiento.

Publicidad

Digo que los afectados se encuentran asombrados porque el juicio podía haberse empezado ya en septiembre. «La sala estaba preparada -cuentan- y nosotros también. Fue el fiscal quien pidió retrasarlo hasta enero por enfermedad, que él mismo concretó en extraerle unas piedras del riñón». Ahora según les han comunicado verbalmente requiere más tiempo de recuperación. Ante esta tesitura parece normal el asombro de Zaplana ante tanta necesidad, si es por eso, para una persona que envió escritos tan duros a la jueza insistiendo en la continuidad carcelaria del expresidente porque la leucemia, algo más que unas piedras en el riñón, podía tratarse perfectamente en la prisión, a pesar de las peticiones de excarcelación por parte del médico que le trataba en La Fe.

Semejante escenario provoca diferente interpretación por parte de los procesados, según comenta mi amigo Rogelio que se maneja incluso por poco recomendables vericuetos. «El fiscal quiere más tiempo para acopiar pruebas y prepararse más concienzudamente sus alegatos después del varapalo recibido en la sentencia absolutoria de Alfonso Rus en el 'caso call center' en la que subrayaba 'las acusaciones no son una cuestión de fe sino de pruebas'».

Tanta peculiaridad, según publicaba A. Rallo en LAS PROVINCIAS, no descarta la presencia de dos responsables del ministerio público para garantizar la celebración de las vistas. El caso es que, por muy deprisa que vaya todo, la sentencia no se conocerá probablemente hasta septiembre de 2024, lo que actualiza la máxima ya afirmada desde Sócrates, «la justicia tardía no es justicia» o lo que sería peor si correspondiera a la realidad, la frase oída en 'Acción civil' a uno de los protagonistas, «un juzgado no es el lugar idóneo para buscar la verdad. Con suerte puedes encontrar algo que de algún modo se parezca a la verdad».

Publicidad

Como el tiempo pasa muy rápido, pronto comprobaremos si nos encontramos o no ante una nueva pieza de acoso a los dirigentes del PP valenciano. Así es la vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad