El gafe del túnel
El próximo domingo se cumplirán 34 años del soterramiento parcial de Serrería y seguimos sin avances, como en el eje pasante o las vías de Alfafar
Desacuerdo. 'Catalá pacta con el Gobierno el soterramiento de las vías de Serrería hasta Moreras' (Las Provincias), 'Catalá anuncia un acuerdo con el Ministerio ... para soterrar de forma parcial de las vías de Serrería' (La Vanguardia), 'Valencia y el Gobierno acuerdan invertir 250 millones para el soterramiento parcial de las vías de Serrería' (El País). Son tres de los numerosos titulares que aquel 24 de julio de 2024 la prensa valenciana publicó tras conocerse el acuerdo que habían alcanzado el Ayuntamiento y el Ministerio de Transportes, aprovechando una visita de Óscar Puente y transcurrido un mes desde «el chasco» de la reunión celebrada en Madrid con tres propuestas para el soterramiento de las vías de Serrería. Todos destacaron el acuerdo para desbloquear una de las grandes obras de infraestructuras pendientes. Por eso sorprende tanto la evolución de los acontecimientos en las dos últimas semanas, con el detonante de la visita del ministro a las obras del canal de acceso y la ausencia del Consistorio y de la Generalitat, que a fin de cuentas también pagan una parte de los trabajos. A partir de ahí, tot per l'aire que se suele decir. Adiós al consenso y al acuerdo y cruce de declaraciones y reproches, entre ellos, que nunca hubo un acuerdo ni mucho menos un intercambio de papeles, según el ministerio, aunque el Ayuntamiento asegura que envió documentación el pasado septiembre. Lo cierto es que entre unos y otros, la prolongación del túnel sin avanzar. Y lo más sorprendente de esta historia es, de nuevo, la falta de comunicación entre administraciones, algo que no parece que vaya a encauzarse vistos los posicionamientos de las dos partes: que si todo responde a un interés urbanístico, que si la propuesta es inviable, que si no hay seriedad, etc.
Corredor. Como igual de curioso resulta que el Gobierno alegue ahora que no es viable ejecutar esta obra mientras no esté completado el reivindicado túnel pasante porque, además, cortaría el corredor mediterráneo. ¡Vaya por Dios!, ahora resulta que el corredor es un problema. Se han apresurado los técnicos en desmentir este punto y señalar que la actuación del canal de acceso se realiza compatibilizando tráfico ferroviario y trabajos, con algún que otro corte y modificación de servicio puntual. Por cierto, ya que hablamos de sorpresas: también lo fue la ausencia de Manuel Miñés, director-gerente de la Cámara de Contratistas, en la reunión que mantuvo Catalá con otra asociación de contratistas y con vecinos. Más que nada porque Miñés fue director de las obras del soterramiento del Cabanyal y conoce a la perfección los problemas que hubo entonces y, también, cómo se dejó prevista la construcción para una futura prolongación.
Aniversario. El próximo domingo, 20 de abril, se cumplirán 34 años desde que finalizó aquella obra y ahí seguimos, a la espera de dotación presupuestaria para su ejecución. Y con dos estudios informativos sobre la viabilidad técnica y económica para el soterramiento a las espaldas, uno de 2015 y otro de 2020. Una música que recuerda a la del túnel pasante, cuyo estudio informativo tuvo que licitarse en 2017 al haber caducado el anterior y continuamos a la espera de resultados desde 2022 más allá de alguna declaración de Puente. Si sumamos que tampoco hay avances en el soterramiento de las vías de Alfafar (con el contrapunto de las de Montcada i Reixac: 540 millones y un año ya en marcha para acabar con un punto negro ferroviario), una empieza a pensar si lo de los túneles en Valencia no tendrá un gafe.
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