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Tiempo de jugadas

Tiempo de jugadas

Del huracán Trump a la salida del Sabadell de Alicante, o el ritmo de las ayudas de la dana, todo es política

Isabel Domingo

Valencia

Lunes, 27 de enero 2025, 00:06

El nombre. Con permiso del juez Carretero -que sería asunto para el compañero A. Rallo-, hay dos protagonistas de la semana ya liquidada por ... encima de todos los demás. A un lado, Donald Trump en el ámbito internacional -ya saben, «la luz ha vuelto a brillar en todo el mundo», proclama-; al otro, ya en territorio patrio, Josep Oliu. El primero ya ejerce de presidente de los Estados Unidos, un segundo mandato para el que ya ha firmado las primeras (y numerosas) órdenes ejecutivas. Su intervención en el foro de Davos era la más esperada, por los deberes que pudiera poner a la Unión Europea y por el anuncio de la primera tacada de aranceles: un 25% a México y Canadá. No era sorpresa, claro, pero sí la confirmación de que las amenazas van más allá de las palabras. Por si acaso, muchas empresas españolas ya han anticipado exportaciones a EE UU con la idea de esquivar el posible golpe arancelario de Trump. Por cierto, algo similar a lo que pasó antes de que Reino Unido abandonara la UE por el 'brexit'. Y que los aranceles no nos nublen, porque tampoco hay que perder de vista al magnate Elon Musk, con demasiado tiempo libre, dinero y ego, además de influencia sobre Trump. ¿Su misión? Subvertir el orden económico-social, nacional y global. Herramientas para ello tiene -llámelo X-, por lo que habrá que estar pendiente de sus jugadas en el tablero de la geopolítica. Menos mal que no le ha dado por fijarse en el culebrón de la opa BBVA-Sabadell, que escribía el pasado martes un nuevo capítulo: 'El Sabadexit' podríamos llamarlo. La entidad financiera que preside Oliu devuelve su sede social a Cataluña, de donde salió hace ya siete años por la inseguridad jurídica derivada del proceso independentista. En la Comunitat encontró respaldo (es su segundo mercado tras Cataluña) desde el inicio, y especialmente tras la opa; pregunten, si no, al alcalde de Alicante, Luis Barcala. El movimiento, comprensible desde el punto de vista de una decisión de una empresa privada, tiene mucho de simbólico: supone politizar, ya sin tapujos, la opa; y respaldar el clima de normalidad generado con el mandato de Salvador Illa. Y es también un duro golpe de imagen para la Comunitat, y para Carlos Mazón, en un momento político complejo derivado de la dana. Toca reflexionar (todos) sobre la capacidad de la Comunitat de atraer y retener inversiones que vayan más allá de un determinado contexto. La reciente visita del embajador de China a Sagunto puede ser la vía.

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