Que no se escapen

Mis compañeros son benevolentes y permisivos con lo que sucede en nuestra arcadia, esa que denominan cultura o gestión. Hace tiempo que se convirtió en ... despropósito. Diría, descontrol. No hay que temer al fracaso. En absoluto. Hasta reconocerlo, algo inviable pero tangible. A veces es mejor quemar y reconstruir que mantener la inercia con unos gobernantes que no han dado ni van a dar la talla. Si después de dos años todo funciona así, pues ya han demostrado su nivel, con lo cual, cuando antes derrumbemos, más pronto reconstruiremos. Pero que no se escapen. Que paguen carencias profesionales. Nadie espera a la pandilla del ruido. Al contrario. Aún humillados, acuden a premios y saraos. Todo, por la foto. El teatro, de fin de semana, pago generoso, viaje y fiesta. De música, arte contemporáneo, o lo demás, mejor no hablar. Aún salen «pelotas» con cargos postizos. Dicen que todo es culpa de la Dana, o se reparten y consolidan cargos sin más. Ahora será que las desgracias también acercan ausencias de imaginación. Se están recolocando a lo loco. Son vividores de la inercia política. Recolocados en la tele, los teatros, las fundaciones...