Libros y ocasión

Esto del coleccionismo es un buen vicio, aunque puede volverse obsesivo. Uno va guardando y coleccionando hasta que se da cuenta de que el universo material le invade. La suerte es que siempre regresa a ello.

Hace unos días se inauguraba una nueva edición de la Fería del Libro de Ocasión en Gran Vía. Allí uno se encuentra con lo que no espera. Un día aparecieron hasta detalles personales de una exalcaldesa y un libro dedicado y dibujado a un servidor. Se ve que alguien abrió un sobre enviado a mi nombre y sin comunicarlo lo vendió. Acto rastrero.

No quiero hablar de dinero, sino de reencontrarse con lo que consideramos ya inexistente. Nosotros comprábamos de segunda mano por necesidad económica. Las nuevas generaciones viven al margen, aunque cuando descubren tu biblioteca se sorprenden de las colecciones de libros, vinilos, fotografías...

No se pierdan este festín de libros descatalogados, antiguos y estampas. Hay que ir con calma. Ahí está nuestro pasado reciente y nuestra propia historia literaria. Es una forma de ver otra realidad o reencontrase con el pasado. Lástima que la segunda mano o la ocasión vaya cayendo en el olvido y cerrando establecimientos. El tiempo pasa y no vuelve. No es negocio, sólo neorromanticismo.