La diversidad de aspectos -económicos, demográficos, sicosociales, jurídicos, medioambientales, sanitarios, funcionales...- a tener en cuenta en el urbanismo, es enorme. De ahí, la necesidad de ... un marco legal que dé respuesta a la complejidad derivada de la interrelación de tantos factores.
En ese contexto de transición en clave de sostenibilidad -eficiencia energética, reducción de las emisiones GEI o de gases de efecto invernadero (el 60% se produce en las ciudades), renaturalización...- cobra importancia la consideración de los inmuebles como futuros bancos de materiales -reciclaje- y el beneficio inherente a la prolongación de su ciclo de vida útil.
Ese desafío exige una apuesta rotunda por la rehabilitación del envejecido parque inmobiliario y por la recuperación integral de los núcleos históricos que la UE condensa en 2019 en su 'Green Deal', una hoja de ruta verde orientada a alcanzar la neutralidad climática en 2050.
El planeamiento municipal rechaza las técnicas y lenguajes más innovadores de la arquitectura
Aunque la mudanza política invita a redefinir una nueva estrategia global, conviene recordar el fracaso de los excesos regulatorios anteriores y de las medidas de carácter intervencionista como las de la Ley 12/2023, de 24 de mayo, por el Derecho a la Vivienda: gravámenes impositivos, congelación de rentas, restricciones a los desahucios, medidas permisivas del movimiento okupa,...
Es innegable el lastre para el desarrollo de una legislación sin función previsora y siempre a remolque de los acontecimientos. Sirva como botón de muestra el Decreto 80/2023, de 26 de mayo del Consell, por el que se aprueban (a dos días de las elecciones) las normas de diseño y calidad en edificios residenciales.
¿Cómo es posible que se continúe dando la espalda a nuevas formas de habitar, ignorando la emergencia habitacional de jóvenes y trabajadores precarios? ¿Tan difícil es aceptar las soluciones implantadas hace décadas en los países nórdicos y EEUU?
No admite demora no permitir el 'coliving' o residencia compartida, que no conlleva vínculos comunes entre sus inquilinos. En definitiva, un tipo a medio camino entre el piso compartido y la residencia de estudiantes. O el 'cohousing', vivienda colectiva que incluye espacios privativos y comunes, con gran demanda por parte de las personas de la tercera edad y las familias monoparentales.
Grave es legislar en base a caducos clichés populistas, de espaldas a los ciudadanos y agentes económicos -inversores, pequeños propietarios, promotores, profesionales,...- y dantesca resulta la normativa urbanística de protección que impone un frívolo y trasnochado 'fachadismo' epidérmico en ciutat vella.
El planeamiento municipal rechaza las técnicas y lenguajes más innovadores de la arquitectura, imponiendo unos forzados estereotipos formales -ordenanzas gráficas, cromáticas...- plagados de incorrecciones gramaticales, constructivas y cosméticas, cuyo resultado no es sino la banal homogenización compositiva del centro histórico.
Porque el talón de Aquiles del paisaje urbano de la capital está en no reconocer que la extraordinaria riqueza edilicia de sus tejidos antiguos radica en su pluralidad lingüística, en que son auténticos laboratorios semánticos.
Se ignora que Valencia es un singular enclave de origen prerromano (la Tyris ibérica del poema de Avieno), cuyo subsuelo recoge evidencias de la fundación romana del oppidum en el año 138 a.C., en la parte alta de una pequeña terraza fluvial.
La arqueología, la integración de las preexistencias, las estratigrafías, la restauración filológica-científica, los acabados históricos -revocos de cal, la coherencia constructiva...- son las víctimas de ese proceso de mutilación de la memoria edilicia. Frente a ello hay que defender la heterogeneidad estilística, las intervenciones contextualizadas, el 'restyling'...
Urge un cambio radical de rumbo en la gobernanza urbana, poniendo fin a la alergia, a la dañina libertad creativa y a las múltiples disfunciones administrativas: plazos excesivos, tramitación farragosa, obsolescencia normativa... que lastran el emprendimiento y la aportación de capitales exógenos, en beneficio de todos.
La recuperación social de los cascos antiguos del Carmen, Benimaclet, Cabanyal... y también de amplias áreas degradadas de los barrios periféricos exige tanto reconocer las nuevas tipologías habitacionales que demanda el mercado, como permitir diseños y materiales más actuales: construcciones de madera, bioclimáticas, cubiertas ecológicas, fachadas vegetales...
Convendría releer la paradoja de Thomas S.Eliot sobre el Tiempo, en cuanto cuarta dimensión de los objetos, por lo que la experiencia del pasado revivida en el significado no corresponde a la de una sola vida sino a la de muchas generaciones, ya que «el tiempo que destruye es el tiempo que conserva».
Quizá una lectura crítica, no tanto de la foto fija de la memoria antropológica como dinámica, de la percepción temporal facilitaría una revisión más racional de los cambios necesarios para, consensuando prioridades, sacar de su letargo el 'cap i casal', generando sinergias de innovación y creatividad.
Esa es la esencia de la regeneración urbana: mejorar la habitabilidad, reactivar la actividad comercial y productiva, añadir valor al tejido construido... La rehabilitación edilicia exige conocer con detalle el perfil de los beneficiarios, la eficiencia de los recursos, el retorno de la inversión pública, la financiación, el rédito ambiental... pero es un seguro motor económico.
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