Tener a Carlos Alcaraz jugando en Valencia es un regalo. De hecho, tener la fase de grupos de la Copa Davis es un acierto. Un evento que trajo Ximo Puig y ha reforzado Carlos Mazón. Y ha hecho bien, porque lo erróneo es la política ... del rechazo por visceralidad. Lo hemos vivido antes. Barcelona engulló la Copa América, que tantas críticas suscitó entre algunos aquí. Y Madrid se dispone a hacer lo mismo con la Fórmula 1.
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Dos eventos internacionales que dejamos escapar, quizá porque, especialmente con la prueba de automovilismo, no hubo la preocupación suficiente para que fuera duradero e intachable. Lo importante en estos eventos es, primero, la transparencia absoluta de cuentas y contratos. Segundo, que sean sostenibles. Tercero, que tenga demostrada su repercusión en la economía local o regional. Y cuarto, que todos los vecinos de la ciudad, de una forma u otra, lo puedan disfrutar. Acercar nuestros tenistas a todos los públicos en un gran acto hubiese estado más que bien. De un sorbo y sin azucarillo.
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