

Secciones
Servicios
Destacamos
La repercusión que han tenido grandes eventos de antaño -Copa América en especial-; la cita de otros hitos deportivos, como el campeonato de Motociclismo de ... Cheste o el Maratón -que atrae a Valencia anualmente a miles de deportistas con sus familias de toda Europa-; la celebración, estos dos últimos años, de la gala Michelin o 'The World's 50 Best'-ratificando la gastronomía como imán de visitantes de alto nivel-; los elogios que recibe nuestra región en la prensa especializada -situando Valencia como destino idílico-, las campañas institucionales y la presencia en las grandes ferias del sector... Todo ello son acciones que han situado la Comunitat, de forma indeleble, en el privilegiado mapa del turismo mundial. Los datos más recientes así lo avalan: casi treinta millones de turistas en 2023 y el 16% del PIB valenciano.
Dos contundentes datos -hay muchos más- que nos hablan de la importancia que tiene el sector. Aunque, junto a ellos, está también las sensaciones de quienes vivimos en esta tierra. Las sensaciones que transmiten las principales calles de Valencia, que han pasado a estar tomadas por turistas de forma recurrente; la estación del AVE y el aeropuerto, que amenazan con colapsar en temporada alta por la llegada de visitantes; los bares y restaurantes llenos en zonas de playa y en las principales ciudades de la Comunitat, o los nuevos negocios que van abriendo en localidades turísticas o en la capital, que miran más al visitante que al propio vecino de la ciudad. Datos y sensaciones, por tanto, que nos dicen que esta tierra ya es un lugar de destino. Y de acogida. Un territorio abierto y con una indiscutible hoja de ruta que nos señala que nuestro futuro pasa, sí o sí, por el turismo. Y que pesará mucho en cómo será. Más, incluso, de lo que lo ha hecho hasta ahora. El turismo como pieza clave para el progreso de la región y sensible para su sostenibilidad en todos los ámbitos. Un hecho que hace, sabiendo que la efervescencia turística no parece que vaya a tocar techo, que debamos abrir el melón para analizar qué queremos hacer con él. Pero sin caer en la palabrería y lo vacuo. Un debate sensato, eficaz y abierto en el que, de entrada, ya sabemos que la clave debe estar en los equilibrios que permitan seguir creciendo y fortaleciendo el sector, sin poner en peligro ni el paisaje ni el patrimonio, y garantizando el bienestar de los valencianos. En especial, de esa masa laboral que se dedica a atender, desde las perspectivas más variadas, a los visitantes y que merece formación de calidad, condiciones de trabajo dignas y reconocimiento social a su labor.
Reflexión y debate desde el prisma turístico y sobre diversos aspectos. Primero, sobre nuestro territorio, que hay que preservar. Porque el gran polo de atracción de visitantes es la costa y el patrimonio de nuestras ciudades. Y, por tanto, no podemos tener más prioridad que cuidar una cosa y otra. Evitar su sobre explotación. Es necesario hacer sostenible la oleada de visitantes, que promete aumentar, con la protección total del territorio. Porque, si no actuamos de urgencia para salvaguardar ambas cosas -la costa y el legado patrimonial-, acabaremos asfixiando la mayor fuente de riqueza de la economía valenciana.
Segundo, sobre la red de alojamientos que ofertamos: hoteles, apartamentos y segundas viviendas. Analizar el mapa hotelero viendo carencias o excesos; agilizar las licencias de adecuación de nuevos establecimientos; apostar por modelos que convivan a la perfección con los vecinos nativos; favorecer la calidad y la diversidad de precios; revisar lo que ya existe y topar las zonas saturadas, son cuestiones a abordar, de nuevo, con premura. Todo ello para evitar apartamentos ilegales, precios abusivos y establecimientos turísticos en estado precario.
Tercero, sobre las infraestructuras y el estado de la movilidad. Los retrasos en trenes de alta velocidad que, antes de la liberalización apenas se veían, ya son una realidad diaria. El riesgo de colapso del aeropuerto de Manises, que se empequeñece a la carrera, es otra realidad palpable. Que hay que enfrentarse a un futuro auge del turismo de cruceros, también. Que sigamos sin el tren de la costa, más de lo mismo. Toda esa red de infraestructuras que dificulta la movilidad tiene que ser revisada y mejorada de forma acelerada. Así como el modelo de peatonalización de las ciudades.
Cuarto, sobre la formación de quienes van a ser receptores y acogedores de esos millones de visitantes que ya vienen y vendrán a nuestra tierra. Porque la Comunitat debería ser el gran referente nacional en formación de mano de obra pensada en el sector turístico: hotelería, hostelería, guías, marketing, entretenimiento... Una bolsa laboral que es escasa y, en muchos casos, mal preparada y que requiere dedicarle los máximos esfuerzos para ofrecer la mayor formación posible. En todos los ámbitos: del personal de sala a un director de hotel, pasando por un conductor del autobús turístico. Y además, controlar que esos trabajos se vean recompensados como toca. Con sueldos acordes a lo que van a aportar a la primera fuente de ingresos de los valencianos. De su trabajo dependerá la percepción que se lleven de nosotros.
Quinto, y último, la adecuación del turismo a la nueva era digital que afecta al sector de forma integral. Algo que hay que acometer ya. Porque ya está siendo un tsunami en todos los ámbitos, que arrastrará a quien no esté preparado. O hay digitalización del sector o el turismo valenciano quedará en breve en la obsolescencia.
La Comunitat, en resumen, ha dejado de ser un destino de sol y playa para mutar en un enorme calidoscópico con múltiples atractivos y para múltiples tipologías de visitantes: del turismo low cost que llegó con los vuelos de bajo precio al de fin de semana que aterriza gracias a la conexión del AVE; del crucerista, que irá a más porque las grandes operadoras ya han colocado esta tierra en sus rutas, al de lujo, que ya implica fuertes inversiones personales tanto en Valencia como en la costa. Ahora somos muchos más. Y más que vendrán. Y ello implica tener un plan estratégico que evite colapsar de éxito. Toca reabrir debates intensos -tasas, apartamentos turísticos, mano de obra...- y tomar decisiones urgentes. Sólo con equilibrios esto será sostenible.
Es domingo, 31 de marzo. «Todos llegamos a este mundo como invitados». De Priya Basil en 'Elogio de la hospitalidad'
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los ríos Adaja y Cega, en nivel rojo a su paso por Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.