La condena del expresidente Eduardo Zaplana abre portada. Diez años de cárcel que son la puntilla a un proceso judicial que se inició hace seis, ... cuando el todopoderoso exministro era detenido e ingresaba en prisión provisional durante nueve meses. Todo este tiempo, el caso Erial ha sido una de esas causas judiciales que han servido para dilapidar la imagen de la Comunitat. Una tierra que ha padecido tanto las consecuencias de casos de corrupción con sentencias de culpabilidad, como la de los que se achacaron a otros dirigentes pero nunca se demostraron. Tres lustros nefastos en los que la vida política y social de esta autonomía ha estado atada a los tribunales. Algo que algunos han utilizado para zarandear la imagen exterior de los valencianos. Porque, más allá del daño a las arcas públicas, está el enorme perjuicio a una tierra que es, como siempre hemos defendido, mucho más. En especial, cuando ahora comprobamos que el fango de la corrupción no conoce de geografía. De un sorbo y sin azucarillo.
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