El show de Donald Trump ha ofrecido uno de sus capítulos más trepidante, por su intensidad; esperpéntico, por su puesta en escena, y preocupante, por ... sus consecuencias. El gran día de los aranceles, que son un bombardeo indiscriminado de sanciones, nos obliga a ponernos ante el espejo y descubrir la fragilidad de un planeta que amanece a diario sobre el alambre. La bravuconada del presidente de EEUU -jaleada por los suyos pero que es una apisonadora para la economía mundial- nos debe llevar a reflexionar sobre la globalización. Muy buena, cuando se aplica con ánimo universalista y pensando en el interés general de la ciudadanía; pero terrible, cuando genera dependencias letales. En la gastronomía, se apuesta por el kilómetro cero. Por lo nuestro. Es sinónimo de calidad y sostenibilidad. Lo vivido, nos debe servir para reencontrarnos con las empresas y los productos valencianos y para aprender a cuidarnos. Ahora, más que nunca, señores del Consell, toca impulsar la marca valenciana. De un sorbo y sin azucarillo.
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