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En medio de la conmoción por el asesinato a tiros del exalcalde de Gandía Arturo Torró; en medio de la convulsa declaración de Donald Trump ... tildando a Zelenski de dictador y dando un inmoral puñetazo en el orden mundial; en medio del pestilente fango que rodea la reacción de la clase política a la dana... la imagen de Aitana Mas ayer en Les Corts fue lo más reconfortante del día. Y fue, sobre todo, lo que nos hace relativizar aspectos absurdos de la vida y lo que nos debe ayudar a reconducir nuestra acción diaria hacia la cara más humana y humilde de las cosas. El aplauso unánime fue, además de emotivo, gratificante. El rostro luminoso de la diputada de Compromís, diría que hasta ilusionante. Mas ha sido ejemplar a lo largo del proceso de su enfermedad. Y un referente para todos, a la hora de afrontar un situación crítica y hacerlo desde la orilla de la esperanza. Hoy toca enviarle abrazos sinceros. Y darle gracias. La vida continúa. Ojalá su serenidad nos alcance a todos. De un sorbo y sin azucarillo.
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