Quien hoy se sienta a su lado tiene ya casi 160 años. Quien ahora tiene entre las manos, tiene el peso de más de siglo ... y medio informando. Aunque, el paso del tiempo ni le ha mermado el pulso -informativo, claro-; ni le ha desviado un ápice de su propósito fundacional -ser la voz de los valencianos, por supuesto-. Tampoco le ha hecho disminuir lo más mínimo en la creencia de lo grande que es esta tierra a la que nos debemos, en la que vivimos y sobre la que escribimos. Siempre con una mirada local, pero al tiempo sin olvidar que formamos parte de un país y un planeta cada vez más global. Nos inquietan, de hecho, las ocurrencias de Elon Musk o los aranceles caprichosos de Donald Trump; pero lo que nos importa, de verdad, es que siga la búsqueda de tres desaparecidos; que los pueblos arrasados por la dana aspiren a una nueva normalidad; que los hospitales se dejen de colapsar; que nuestros jóvenes se puedan independizar; que el autobús llegue sin el cartel de completo; que dejen de subir los precios... Somos, en definitiva, el periódico de su casa. El que cada día se sienta junto a usted en el sofá para contarle la vida. Como uno más. Y por eso, ahora que vamos a cumplir nuestros 159 años de historia y que ya miramos de frente los 160, hemos querido poner en valor el camino recorrido, el presente sobre el que pisamos fuerte y el futuro prometedor que tenemos ante nosotros. Porque ahora, más que nunca, somos el medio de comunicación que hace falta. El medio que, con visión local pero espíritu universal, les cuenta lo que nos pasa. Y decimos «nos pasa» porque nosotros somos también parte de esta tierra. Y, por eso, vivimos lo que es el periodismo (local) con absoluta vocación y entrega. Pero, como hijos del territorio, también sufrimos cuando nuestro alrededor se resquebraja. Ser notarios de la actualidad no quiere decir que no tengamos alma. El cordón umbilical con tu tierra ata mucho.

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Somos como los trovadores de antes, aunque ahora nos ponemos delante de directos sin fin a través de la web y de cámaras para dar la cara. Y tenemos que ser rápidos, eficaces y adelantar a la competencia. Porque nuestra aspiración ha sido, sigue siendo y será mantenerse como líderes en el ámbito comunicativo de la Comunitat. Con datos que lo acreditan pero también con un nivel de influencia que, a diario, nos avala. Debemos ejercer, de hecho, nuestra influencia y nuestra profesión con eficacia, con rigor, sin equivocarse... Aunque no siempre lo logremos y aunque, en medio de la vorágine, fallemos. Y siempre, por eso, pediremos disculpas. Pediremos perdón. Pero seguiremos ejerciendo el periodismo sin sometimientos. Intentando dar exclusivas y marcar la agenda. Fiscalizando al poder; siendo la voz de quien quiere denunciar; contando la vida y reflexionando sobre ella. No buscando contentar sino, sencillamente, contar la verdad. Porque es lo mínimo que se puede esperar del periódico de casa. El que siempre está cuando lo busca. Ejerciendo el periodismo, como remarcaba Ryszard Kapuscinski, «como herramienta de construcción de la democracia».

Somos sus vecinos, los que paseamos el perro con chanclas y chandal y vamos al mercado del barrio a comprar, pero que, cuando toca, nos ponemos a teclear ante el ordenador las historias que pasan. Aunque sea de madrugada o aunque nos azote un temporal. Contar que amenazan lluvias, que llega una dana, que el barranco se ha desbordado, que llegó tarde la alarma, que el número de víctimas va a ser cruel, que la destrucción nos ha dejado sin palabras, que hay voluntarios que han tomado una pasarela, que el ejercito no llega, que miles de coches destruidos han tomado el paisaje... Contar el drama de las familias que aún no han logrado pasar el duelo. Y pedir responsabilidades. Sin mirar el color de quien las debe asumir. Apelando a la justicia y acompañando a las víctimas.

Contamos lo que pasa: que irrumpió una dana, que se desbordó el barranco, que llegó tarde la alarma... Compromiso y solidaridad

Contamos la angustia y la gloria de los hechos. Y lo hacemos desde la cercanía. Con el enfado de no pocos políticos, mediocres y no tanto, porque contamos lo que no quieren. Con la complicidad de fuentes que nos desvelan lo que otros quieren que quede amordazado. Con la mirada próxima, franca y noble que debe tener un diario escrito que ahora cumplirá 159 años. Escrito, y hablado. Y con imágenes por todos los lados. Porque siglo y medio han dado para muchos cambios. Para nuevos tiempos. Los mismos que han transformado esta Valencia a la que nos debemos, defendemos y admiramos. Quizá, porque somos parte de ella. De su historia y de su mañana. Esa Valencia que ahora nos necesita. Y nos tiene.

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Lo vamos a demostrar haciendo lo que sabemos: comunicar. Mañana mismo, por ejemplo, con un amplio informe en el que detallaremos el antes, el durante y el después de lo que ha sido la mayor tragedia que hemos vivido en nuestra provincia. Un trabajo coordinado por Héctor Esteban, junto a Álex Serrano, en el que, a lo largo de tres entregas, buscaremos dar luz a lo ocurrido durante la dana. Ofrecer respuestas y visualizar las incógnitas. Una mirada de 360 grados que era necesaria hacer y que será un punto y seguido al trabajo ingente que la redacción de LAS PROVINCIAS hizo durante la letal riada. Y que seguirá haciendo, demostrando una vez más su compromiso y su solidaridad con esta tierra. Como debe ejercerse nuestra profesión, a ojos del propio Kapuscinski. «El periodismo es el arte de contar la realidad de una manera precisa y significativa».

Mañana les ofrecemos el 'Informe dana: antes, durante y después', otra apuesta por el periodismo de los hechos y los porqués

Lo que les ofrecemos es el periodismo de los porqués y los rostros. Ese que habla de las aulas que siguen en barracones, de la pandemia de la soledad, de los valencianos que han logrado triunfar, de goles y sequías. De la Albufera y del tren que nunca llega y debería ser oxígeno para nuestra economía. De una exposición en el Bellas Artes o del ficus del Parterre. El periódico que, a las tres de la madrugada del 30 de octubre, ya estaba denunciando que la alerta llegó tarde; el que adelantó cómo, de madrugada, voluntarios estaban tomando las calles de Valencia para ir a ayudar a sus vecinos del sur; el que le ofreció imágenes exclusivas de la indignación en Paiporta durante la visita de don Felipe y doña Letizia, de Pedro Sánchez y Carlos Mazón; o el que entrevistó a Adela Cortina, cuando las heridas aún supuraban indignación, y sentenció: «La actitud de un buen número de políticos generando crispación es impresentable».

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Es, en definitiva, el periodismo de los hechos. De la denuncia. De la reflexión. De la empatía. Y el que busca verdades.

Es domingo, 26 de enero. Ahora, más que nunca, LAS PROVINCIAS.

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