Urgente Diez pisos y más de 120.000 euros en efectivo: la fortuna amasada por una familia que vendía droga en un 'narcobar' de Benaguasil

Posiblemente jóvenes como Carlitos Alcaraz estén escribiendo ya el futuro de este país. En el caso del tenista murciano, del deporte español. Aunque su figura ... representa mucho más, porque es también un ejemplo de valores: esfuerzo, coraje, ambición sana, humildad... Como lo fue antes -sigue siéndolo- Rafa Nadal. Y como lo son otros jóvenes deportistas, artistas, escritores, médicos, arquitectos, docentes, empresarios, investigadores... que, sin tener el protagonismo mediático que dan las hazañas deportivas y las glorias artisticas, cultivan otra clase de éxitos. Hitos personales que no tienen tanta visibilidad entre la opinión pública pero que son sobre los que se cimienta y cimentará el mañana de este país y de la Comunitat.

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Jóvenes como Diego Soliveres, que es ciego y forma parte de la plantilla de una empresa en la que todos sus componentes tienen algún tipo de discapacidad. «Pero somos la más capacitada del mundo», defiende. Él, junto a sus compañeros Aitor y Roberto (28 años ambos), fundaron Timpers, que hoy es una firma valenciana de referencia en el sector del calzado. Sus datos de facturación son espectaculares, pero también su logros sociales. Equiparon, por ejemplo, al equipo paralímpico español en las olimpiadas de Tokyo 2020. Todo lo que hacen se cuece entre Valencia y Elche. Aquí hierven sus ideas y allí se elaboran sus zapatillas.

Como ellos, esta tierra tiene en ebullición todo un abanico de jóvenes que rezuman talento y pasión, capacidad de esfuerzo y entusiasmo, principios y clarividencias. Jóvenes que demuestran que, más allá de la actualidad que asfixia a diario nuestros días, existe un esperanzador mundo protagonizado por emprendedores en todos los ámbitos que son la nueva savia de esta tierra. Hablo de Diego, pero también de Lucía Mompó, que ha creado un refresco de cola llamado Malferida que es un homenaje a su pueblo; hablo de Nuria Adraos, que hizo de su sueño de ser maquilladora un universo trepidante en las redes que cuenta ya con cinco millones de seguidores; hablo de Marta García y Nerea Martí, valencianas que acabarán siendo dos pilotos de Fórmula 1 que arrasarán en el asfalto, y hablo de los fundadores de PLD Space que se dedican, también desde Elche, a algo tan mágico como lanzar cohetes al espacio. Aunque, en realidad, su compañía es mucho más porque han conseguido -como Raúl Verdú recuerda- «repatriar a 140 ingenieros en esta industria que mira al espacio desde nuestra tierra». Fantástico.

Mazón y la oposición deben pactar un plan real, alejado del habitual humo, que sirva para blindar el talento valencianoLa Comunitat encadena historias de éxito de nuestros jóvenes que, desde la invisibilidad, cimentan el futuro

Aitor, Raúl, Lucía, Nerea... todos ellos fueron galardonados esta semana por este periódico en 'La noche de los Emergentes'. Son ellos, junto a otros jóvenes valores que no tienen visibilidad, los que ya están comenzando a escribir nuestro futuro y protagonizarán el porvenir de nuestro territorio. Son los Juan Roig o Victoria Fernández (Vicky Foods)del mañana; las nuevas Ana Lluch o Avelino Corma; las sucesoras de Adela Cortina, o quienes tomarán el testigo de Miquel Navarro, Rafa Brines, Carmen Calvo... Jóvenes que se merecen que, quienes tienen que pilotar nuestro presente -el presidente Carlos Mazón, su equipo y la oposición-, les propicien un entorno favorable para que su talento se aferre a esta tierra y puedan volar alto. Nuestra obligación, como medio de comunicación, es y será ofrecerles este diario valenciano de referencia en todo el país para que se de a conocer su trabajo; pero, a su vez, desde la administración deben dar un apoyo absoluto y constatable a su labor científica, artística, divulgativa, empresarial... Deben evitar la fuga de nuestra materia gris y repatriar la que tenemos fuera (pero no con más planes que son humo); deben facilitar becas y ayudas para que proyectos talentosos puedan emerger y sus propios beneficios repercutan en la Comunitat; deben evitar jugar con ellos ideológicamente, evitando en el ámbito de la educación cualquier adoctrinamiento, y deben eliminar las trabas burocráticas para facilitar que nuestros emprendedores, o de otras regiones, puedan encontrar aquí la mejor base sobre la que desarrollar sus proyectos e iniciativas.

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Morgan Freeman, metido en la piel de Nelson Mandela en 'Invictus', recita un recurrente poema de William Ernest Henley que tiene una intensa profundidad. En él, se puede leer: «Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino, / Ni cuántos castigos lleve mi espalda, /Soy el amo de mi destino / Soy el capitán de mi alma». Son versos que hablan de valores y de superación. De creer en uno mismo. De conocerte, quererte y, a partir de ahí, trabajar por lograr tus metas, pese a quien pese.

Nuestros valores emergentes deben seguir esa premisa. Pero no sólo ellos, también quienes habitamos la Comunitat. Porque para poder avanzar es fundamental querernos y creernos. Y, para ello, es bueno que el espíritu del debate de investidura, en el que se escuchó hablar de pactos y de hacer de esta tierra un ejemplo de cordialidad entre contrarios, lo impregne de todo -más allá del empobrecedor y decepecionante sainete de Joan Baldoví-. Porque así, en ese ámbito alejado de crispación y de los obstáculos gratuitos, será mucho más fácil que quien debe escribir nuestro futuro lo pueda hacer. Que quien debe sustentar nuestro porvenir pueda sentirse respaldado y querido. Y así, como escribió Henley, poder ser los dueños de su destino que, al final, será el nuestro.

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Es domingo, 16 de julio. En la semana de su adiós, dosis de Milan Kundera: «El hombre debe tener ante todo el valor de ser él mismo».

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