ÀPunt presentó ayer temporada. Lo hizo en una convocatoria multitudinaria, demostrando que el ente público tiene todo el potencial para ser un referente comunicativo indiscutible. Lo tiene a pesar de que su relevancia los últimos años ha sido mínima. Su aspiración, la paella de Monleón ... en su hall les delata, es volver a ser el mejor Canal 9. Es tanta la nostalgia que el camino de retorno se acelera en su parrilla temporada tras temporada. De hecho, la nueva programación comenzará «el nou del nou, de nou», bajo el lema «com sempre» y con el afán de ser una tele «de poble». Los estrategas comunicativos sabrán si esos son los principales valores a destacar en un ente público. El tiempo dirá. De momento, toca desear suerte. Es nuestra televisión y dinero. Aunque, dicho esto y a la espera de los movimientos sísmicos que lleguen con la nueva ley impulsada por Mazón, lo que queda claro es que su director general, Alfred Costa, y su equipo están bregando por impulsar un À Punt que, por desgracia, nunca ha alzado el vuelo. Y no por culpa de sus profesionales. De un sorbo y sin azucarillo.

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