En enero de 2011, Rita Barberá anunciaba que la UTE encabezada por la paisajista Kathryn Gustafson era la elegida para desarrollar el aún utópico Parque ... Central. El ambicioso proyecto contemplaba el bulevar García Lorca, donde ahora circulan los trenes, que uniría los barrios del sur con el centro de Valencia. Una década después, en noviembre de 2021, Joan Ribó fulminó esa idea, que integraba vehículos entre arbolado, fuentes y jardines, para anunciar un corredor verde de 49.000 metros cuadrados. Tres años más tarde, con María José Catalá volvemos donde estábamos. Y sí, están bien las repensadas. Algunas son muy necesarias. Esta puede ser una de ellas. Pero caer en el deshacer proyecto tras proyecto puede abocar a la parálisis, a malgastar dinero público en juegos de ideas y en transmitir que siempre estamos dando pasos atrás. Urge bloquear un diseño de ciudad de consensos mínimos, urge desatascar lo atascado (¿San Vicente de la Roqueta?) y urge, sobre todo, avanzar. De un sorbo y sin azucarillo.
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