Temporada de rebajarse
JORGE ALACID
Miércoles, 8 de enero 2025, 23:23
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JORGE ALACID
Miércoles, 8 de enero 2025, 23:23
Leí una vez un artículo del escritor Javier Marías donde compartía su desconfianza (es también mi humilde caso) hacia todos esos miembros de nuestro género ( ... masculino: es también mi humilde caso) que dejan en manos de sus cónyuges la compra de su ropa. Marías se indignaba ante semejante dejación de funciones, porque le parecía (como me parece a mí) que delegar nada menos que la elección de la piel que se adhiere a tu piel es más bien una decisión irresponsable. Me pregunto esta mañana, observando escenas de esa índole en el centro comercial del barrio, qué le parecería al autor de 'Corazón tan blanco' la actual decantación de nuestra civilización en materia de usos sociales y de selección de vestimenta, un fenómeno que vive a la vuelta de cada Navidad su apoteosis menor: las rebajas. Lejanos los años de las frenéticas carreras en el día inaugural perpetradas en El Corte Inglés y demás negocios del ramo, nuestro declinante tiempo ha entronizado que todo el año sea temporada de rebajas, así en la vida analógica como sobre todo en la digital: vivimos en una ganga permanente. Todo es saldo.
Una melancólica conclusión que sirve para detonar estas líneas mientras repaso todas las prendas que un día adquirí de rebajas y me han ido haciendo compañía muy grata, porque forjan una especie de itinerario sentimental en cuya cúspide siempre situaré hasta que sea derrocado a mi amado polo negro, comprado en las rebajas de verano de hace alguna década en una tienda londinense del que sigo sin desprenderme, porque pienso respecto a él lo mismo que sostenía Nicholas Cage cuando se enfundaba su chupa totémica en 'Corazón salvaje' y nos endosaba la célebre frase, inolvidable: «Esta chaqueta de piel de serpiente representa mi individualidad y mi fe en la libertad personal». Y yo, que opino igual sobre mi polo negro, me apeno de los pobres diablos que dejan que otras manos elijan sus ropas, porque no hay mayor rebaja.
Eso sí que es rebajarse.
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