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Vino, habló y se marchó. Pedro Sánchez se ha acercado un ratito este sábado a Valencia. Lo ha hecho para intervenir en el congreso que ... lanza a Diana Morant ya veremos dónde. El líder del PSOE ha llegado con prisa y se ha marchado tan pronto como ha podido. Quizá por eso llevaba deportivas. Eso sí, desde la tribuna del congreso del PSPV, Sánchez ha comentado que PP y Vox eran «¿como decís aquí? arrós empastrat». Pues ya tenemos una pequeña declaración en valenciano del presidente del Gobierno. Todo un guiño. Probablemente habrá pensado que ya estuvo aquí hace pocas fechas -después de tres meses sin acercarse al barro de la zona cero de la dana- y que tampoco hay que abusar. Se ha ido tan rápido que se habrá perdido uno de los magníficos arroces que se cocinan en Valencia, en Catarroja, en Paiporta o en Chiva. El caso es que puestos a utilizar referencias a guisos, Sánchez habría podido hablar del potaje en el que se ha metido su Fiscal General del Estado, el cocido que le prepara cada dos por tres Puigdemont con sus exigencias o del socarrat que parece él mismo después de caminar tanto tiempo sobre el alambre de una ajustadísima mayoría parlamentaria. No ha hablado de eso, ni del hermano de Ximo Puig, que ha llegado y se ha marchado casi con tanta velocidad como Sánchez, ni de esa iniciativa para corregir a los medios de comunicación críticos, que ya se sabe que la fachosfera es ingobernable. Sánchez aún no había llegado al Palacio de Congresos cuando la líder de CCOO, Ana García, ha recordado que la Comunitat Valenciana sufre un sistema de financiación autonómica que la deja a la cola, castigada, como si se hubiera portado mal. Igual por eso, el presidente del Gobierno no ha hecho alusión alguna a eso. Sánchez tenía prisa, porque el PSOE madrileño también celebra congreso este fin de semana y le interesaba mucho más acompañar el domingo a Óscar López. Sánchez se ha preguntado dónde estaba el PP por no apoyar en el Congreso el decreto ómnibus que prorrogaba las entregas a cuenta de 2024. «Son 1.000 millones más para la Comunitat», ha dicho. Se le ha olvidado -no se preocupe, se lo recordamos aquí- que en el nuevo decreto pactado con Puigdemont (claro) la actualización de las entregas a cuenta ha desaparecido. Y también ha descuidado comentar que su Gobierno avanzó en julio un volumen de recursos para la Comunitat Valenciana que ahora, con la prórroga de los datos de 2024, se ve recortada en... 1.000 millones de euros. Y luego, ha defendido que su partido elija a los mejores. Acabáramos. ¿Es Diana Morant la mejor candidata posible para presidir la Generalitat? La referencia a quienes son los mejores, puede dejar contento a todo el partido, o a nadie. «Ser socialista es estar del lado correcto de la historia». Ni Trump, que ya es decir, se atrevería a tanto. Un yo o el caos de quien viene ajustando su discurso, sus propuestas y sus ideales a las necesidades parlamentarias de cada momento. Sánchez ha venido y se ha marchado. Y al PSPV le quedan por delante sus ajustes orgánicos, presionar para que el Ejecutivo central acelere la llegada de ayudas para los afectados por la dana -presionar y PSPV, suena a chiste en la misma frase- y plantearse que, si como parece a la legislatura valenciana le quedan todavía dos años largos, vivir únicamente del ataque a Mazón, por cuestionable que fuera su gestión de la dana, se pueden hacer muy largos. Morant ya es, ahora sí, la líder de los socialistas valencianos. Pero para convertirse en alternativa real va a necesitar algo más que repicar lo que le diga la dirección federal del PSOE. Igual solo con eso no llega.
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