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María Casado, la ruiseña presentadora de los telediarios de Tele 5 de fin de semana, se despidió un día de estos de la audiencia comiéndose ... una manzana y, otro mediodía, se marcó un karaoke con el mítico tema de, Los Pecos, «Háblame de ti». Desde las corbatas de Carrascal y su desparpajo catódico en aquellas madrugadas de los 90, no se había vuelto a romper el corsé formal de un informativo con tanto desenfado. Pero no confundir con los llamados telediarios de autor. Tampoco las ocurrencias de Matías Prats o las coletillas del añorado José Ribagorda, ni aquel: «Así son las cosas y así se las hemos contado» de Ernesto Sáenz de Buruaga. Entre el hieratismo hermético de la inagotable Ana Blanco en TVE o el aplomo un poco estoico de África Baeta en ETB2, se ha abierto la veda a un estilo más casual de presentadores de informativos y, tanto en el vestuario, como en los paseos por el plató con guiños a la audiencia, el estilo está cambiando. Pero no nos equivoquemos, es el estilo, no el contenido.
La gran mayoría de nuestros presentadores, editores o no, de los informativos que acaparan la audiencia, no hace otra cosa que asumir con disciplina la linea editorial de sus respectivas emisoras. Y la selección de temas, el tiempo dedicado a una u otra noticia, están milimetrados y la escaleta, no admiten bromas ni insumisiones. Ni siquiera improvisaciones. Para hacer un telediario de autor no se trata de leer los teletipos de agencia, hay que saltarse el guión que propone el Gobierno. Hay que bucear en la hemeroteca para sacar a flote las contradicciones del Ejecutivo, no hay que tener miedo a poner en primer lugar de la escaleta los escándalos de corrupción, aunque molesten al poder; hay que trabajar duro en la edición para distinguir la propaganda del dato verídico y contrastado. Ojo, no es hacer una columna de opinión. El editor y conductor del telediario de la noche de Antena 3, el periodista Vicente Vallés, puede ser un modelo de como construir un informativo de autor, de verdad. No necesita poses, ni corbatas, ni recurrir al suceso o al video catastrófico. Con trabajar la hemeroteca, no creerse el argumentario y el relato que salen de Monloa ya tiene medio camino andado.
Vallés se ha convertido en el pionero de un modo de hacer televisión que respeta la inteligencia de su audiencia y pone al descubierto las fontaneria propagandística-electoral del poder, y de la oposición. De todas maneras, la tecnología mediática permite ahora a cualquier homo-videns realizar sus propios informativos de autor. Uno mismo se puede convertir en editor y seleccionar los minutos de la cadena que prefiera. En política, tal emisora; en sociedad otra; en deportes la que sea. No hay mejor telediario que el que uno mismo se puede construir con el mando a distancia.
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