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«Salvar la Albufera es un acto de deber», dice Valero de Palma. J. SIGNES

La Albufera: donde la naturaleza nos exige actuar

Responsable de la entidad que agrupa a los regantes de toda España, exige como prioridad recuperar las acequias de riego

JUAN VALERO DE PALMAPRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE COMUNIDADES DE REGANTES

Sábado, 7 de diciembre 2024, 23:14

La mayor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que alguien más lo salvará». Es una cita textual del ambientalista británico Robert Swan. Y ... eso es lo que debemos hacer. Trabajar para recuperar aquello que debemos preservar. Me refiero a la Albufera, uno de los ecosistemas más valiosos de la Comunidad y de España. Ya que la importancia de este lugar trasciende de lo ambiental. Es un pilar fundamental para los agricultores y regantes de la zona. La Albufera, declarada parque natural y humedal de importancia internacional Ramsar es un espacio clave para la biodiversidad, pero también para la actividad agrícola y pesquera que sustenta a muchas familias valencianas.

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Y esta situación sobrevenida requiere de actuaciones urgentes en las depuradoras de la cuenca que vierten al humedal. La gran mayoría, por no decir todas, quedaron destrozadas, no operativas y eso ha generado que todos los vertidos terminen en la Albufera. También los colectores, donde es de vital importancia dimensionar el colector oeste como una de las actuaciones más necesarias y urgentes. Desde la terrible DANA, todas las acequias y las comunidades de regantes afectadas defendemos que se trata de un problema de calidad y no de cantidad del agua. Hay un riesgo real y evidente de colmatación en la Albufera debido a los vertidos de fango, porque el humedal vive de las aportaciones de agua de los regadíos y todo el material que ha arrastrado el agua está sedimentado.

Las cuatro comunidades de regantes afectadas, la Acequia de Favara, la Acequia del Oro, la Acequia Real del Júcar y el Sindicato de Riegos de Sueca, hemos pedido la creación de una Mesa del Agua a la alcaldesa de Valencia y a la consellera de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana. Somos parte afectada y conocemos la gestión del agua y el ciclo del cultivo del arroz, además de ser los titulares de las infraestructuras de riego que permiten conducir los aportes de agua a la Albufera. Hemos enviado también una carta a Sara Aagesen, la nueva responsable de Transición Ecológica, en la que demandamos la terminación de las obras de modernización para cumplir con los requerimientos ambientales del Plan Hidrológico del Júcar vigente. Todas las infraestructuras de riego deben estar en perfecto estado de funcionamiento para poder regar la próxima campaña y poder llevar hasta el humedal el agua que necesita. Pero para cumplir con esa tarea, las acequias deben estar todas ellas limpias. Las destinadas al riego que además tienen una función más ambiental porque son las que le hacen llegar el agua hasta la Albufera. En esos trabajos, es fundamental la modernización de la Acequia Real del Júcar porque todos los ahorros de agua terminan yendo hasta allí y, además, en el lugar y en el momento que la Albufera requiere.

Hace unos días desde FENACORE, entidad que engloba a más del 80% de los regantes españoles y en la que se encuentra también FECOREVA, presentamos un plan de acción frente a la DANA. Un informe preciso en el que destacamos que nuestras infraestructuras de riego han actuado como desagües recogiendo buena parte del agua y los caudales que habrían inundado cualquier otro lugar causando daños mucho más graves de los ocasionados por la DANA.

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Otro punto de nuestro informe remarca la necesidad de mejorar las infraestructuras hidráulicas. Es esencial reforzar el drenaje y regulación del agua en la Albufera. Se ha demostrado con el embalse de Forata que invertir en obras hidráulicas y embalses no sólo permite una mayor eficiencia en la gestión del agua, sino que también mitigará los efectos de las inundaciones masivas como la reciente tragedia que todos hemos vivido.

La cita de Swan no podría ser más cierta. La Albufera no necesita héroes solitarios, sino manos unidas, esfuerzos compartidos y una visión común. Porque en el espejo de sus aguas se refleja no solo la riqueza de su biodiversidad, sino también la memoria de generaciones que han vivido de ella y para ella. Cada gota de agua que fluye por sus acequias lleva consigo la historia de un legado, de arrozales que alimentan familias, de barcas que surcan el humedal al amanecer, de aves que encuentran refugio en sus cañizales.

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Si comprendemos que salvar la Albufera no es un acto de altruismo, sino un deber hacia quienes viven en ella y hacia quienes vendrán después de nosotros, entonces estaremos más cerca de devolverle la pureza a sus aguas y la esperanza a su futuro.

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