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Rovellet, maestro y señor en los trinquetes
Los que amamos la pilota siempre tendremos la estampa de Antonio Reig de blanco inmaculado
JULIÁN GARCÍA CANDAU
Viernes, 24 de enero 2025, 23:41
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JULIÁN GARCÍA CANDAU
Viernes, 24 de enero 2025, 23:41
Antonio Reig Ventura 'Rovellet' era una caballero. Un señor. En un deporte en el que podían surgir malos modos, más de una imprecación por perder ... una pelota o un juego. Antonio nunca alzaba la voz. De él se decía que 'rosegaba' las palabras y solamente las podían entender los espectadores muy próximos a la corda. Tuve la suerte de verle jugar en Pelayo, Vila-real y Burriana. Tuve la fortuna de contar con su amistad y de ahí que cuando abro el cajón central de la mesa de mi despacho aparezca el guante que me regaló con su firma. Lleva cinta azul y la tengo como un preciado trofeo. Era lo que más me envidiaba José María Vicent, hermano mayor del escritor, que no faltaba nunca a 'la partida del dissabte'.
Rovellet era un maestro tanto cuando jugaba como cuando comentaba el juego. En la cancha era espejo de la maestría técnica. Le recuerdo mandando la pelota al graderío sin aspavientos. Lo hacía con tal facilidad que lo que en otros era un fuerte golpe en él era un movimiento casi pausado, casi sin dar importancia a lo que iba a hacer.
Recuerdo una partida en Burriana, Rovellet y Natalio, contra Eusebio y Ruiz, en la que tuvo que recurrir a la inteligencia de que estaba dotado como jugador para contrarrestar a la pareja adversaria a la que se adivinaba mayor potencial. Aquellas pelotas que colgaba en el palquet eran muestra de un saber pilotari más que envidiable. Natalio era castellanohablante y poseía todo el diccionario de tacos.
Rovellet compitió con Eusebio, su gran adversario en determinados momentos. Surgió en las partidas de la postguerra en las que era amo Juliet de Alginet. La pilota ha tenido siempre la costumbre de añadir al nombre la localidad de nacimiento. Eran señas de identidad en muchos casos. Rovellet no necesitaba tener apellido, aunque pudo adoptar el de Pelayo.
Rovellet cesó en su vida profesional cuando su puesto de primera figura lo empezó a disfrutar Paco Cabanes 'Genovés'. Nadie como el Rovell para dar consejos a las nuevos campeones. Nació en 1932 y a los quince años ya anunció que podía ser estrella. Lo fue casi inmediatamente, aunque tuvo que mejorar a Juliet. En su biografía figura que fue campeón de España en 1970. Tal titulo que no ha tenido nunca relevancia nacional porque parece que la única pelota que existe es la vasca, en la que juegan contra una pared y no contra hombres per dalt corda como en nuestros trinquetes.
La pelota valenciana ha pasado por momentos de incertidumbre y siempre ha salido de las manos de un jugador excepcional. Rovellet ayudó a la recuperación de esta práctica en la que las apuestas son su razón de ser dado que la venta de localidades no alcanza para pagar a los pilotaris. Fue hijo del Rovell de Dénia, quien mantuvo abierto el trinquete de Pelayo hasta la víspera de la entrada de las tropas nacionales en Valencia.
Probablemente Rovellet no tendrá la despedida de otras figuras del deporte, pero quienes hemos apreciado y estimado a nuestro deporte siempre tendremos en la memoria la estampa de Antonio Reig Ventura, de blanco inmaculado, caballero dentro de los trinquetes.
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