Advierto ciertos debates en el ecosistema valencianista respecto a la actitud a tomar contra Meriton mientras el equipo trata de sobrevivir al descenso. Y, me ... van a perdonar los que no piensen como yo, pero no entiendo nada. Me explico. Hay un sector de valencianistas -intuyo que minoritario a tenor de las entradas cada semana en Mestalla- al que no le entra en la cabeza apoyar al equipo y criticar a Lim. El que no entiende que miremos a los rivales del descenso alegrándonos de si estos fallan cada semana. El famoso todo o nada. O estás conmigo o estás contra mí.
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Está claro lo que todos queremos: que Lim se marche del Valencia lo antes posible. Es un cáncer para la institución, es una enfermedad degenerativa en el plano deportivo y de la UVI acabará llevando al club al tanatorio del fútbol. Todo eso ya lo sabemos. Nadie debate al respeto hace años. Bueno, salvo las asociaciones que callan y tragan con todo por un plato de entradejas. Ya saben que en la vida tiene que haber de todo. Pero otra cosa es el equipo de fútbol. Ese seguirá aquí cuando Lim se marche. Y a ese es al que hay que proteger de Lim. Si el Valencia baja -y el valencianismo lo dejara caer con la única pretensión de desalojar a Lim- pueden pasar tres cosas: que Peter se quite de en medio ante la ruina de un descenso, que no se marche mientras haya un jugador que vender o que, directamente, el globo explote con todos dentro.
En dos de los tres escenarios no se consigue nada abandonando al equipo a su suerte. Y en el primero, el Valencia baja a Segunda con una deuda monstruosa que abriría una panorama apocalíptico pese a la huida de Lim. Yo no veo nada bueno en ningún escenario que suponga bajar a segunda. Y veo que hay gente que, muy alegremente, apuesta por ello como si aquí no pasara nada. La antesala de morirse es el descenso. No hay nada que vea más claro: con o sin Meriton. Por tanto, lo que hay que hacer -en mi humilde opinión- es lo que la mayoría está entendiendo como única salida, protestar y pedir que Lim se vaya... pero llenando Mestalla cada domingo para que el equipo no baje.
De hecho, supongo que todo el mundo entenderá que es más fácil vender el Valencia en primera que en segunda. Es más fácil devolver una deuda en Primera que en Segunda. Y así todo. Establezcamos prioridades en el corto plazo sin que el okupa nos nuble la vista.
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Dicho esto, un importante matiz: me hubiera gustado ver Mestalla vacío los primeros cinco minutos -no pido más- el día del Madrid (última vez en la que se convocó protesta masiva en día de partido). No creía que esperar más tiempo tuviera posibilidades de éxito -como así pasó- pero es más sencillo que un valencianista acepte regalar cinco minutos de su partido estrella pensando en el futuro del club. Pero nada parecido ocurrió. Me resultó bastante decepcionante que, no solo la protesta no fuera secundada, sino que fuera un fracaso absoluto. El campo estaba a reventar cuando empezó a rodar el balón.
Y, del mismo modo que defiendo apoyar al equipo del descenso en la grada y no en la calle, hay imágenes que el mundo debería ver. Si los 48.000 que entraron en el campo aquel día se hubieran esperado solo al minuto cinco, la protesta habría dado la vuelta al mundo y a Peter sí le habría dañado públicamente. Nadie puede escapar a la vergüenza de un escaparate podrido mostrado al mundo en un Valencia-Madrid. Ese día perdimos todos. ¿Y saben quién ganó? Peter descojonándose en su casa y sus lacayos en Mestalla.
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