Anoche jugaba el Valencia en Cornellá. No sé el resultado cuando les escribo esto pero tanto da. La reflexión y sus conclusiones no van a cambiar. El viernes de la semana pasada el Valencia del Pipo Baraja tocó fondo. Pueden pensar ustedes que el de ... Peter Lim lo hizo hace muchos años... pero no; en la ciénaga de Meriton siempre hay un piso más. Pero lo del equipo de fútbol tiene ya difícil solución. Y no les hablo ya ni de la clasificación, que puede haber variado, o no, tras el partido de anoche. Les hablo de lo que pasó antes y después de Valladolid.
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Antes del partido el director deportivo de mentira se negó a contestar en el aeropuerto si apoyaba o no a su entrenador horas antes del partido. Horas después, ya en el estadio de Pucela, tanto él como Javier Solis se negaron a hablar ante las cámaras de televisión para no tener que responder a la pregunta del millón; ¿El futuro de Baraja... qué?. No hace falta que les cuente lo que estas cosas significan. Ya dije hace tiempo, en este mismo rincón, que Baraja debía tener cuidado con las navajas porque sus verdugos estaban a su espalda. Seguro que él ya lo sabía. Terminó el partido en Pucela y ya saben lo que pasó; otra derrota indecente y un entrenador insostenible. Y, entonces, se puso en marcha una maquinaria que hay que analizar desde tres patas muy claras; Singapur, el Milongagment local y el propio Baraja. Por partes.
Como el Milongagment local no pinta ni ha pintado nada jamás no pueden despedir al técnico. Pero si deben hacer la llamada al director deportivo real del Valencia, Peter, para proponer el despido y al sucesor. Tantearon primero al sucesor, ya han leído en LAS PROVINCIAS las maniobras con técnicos en paro, para después hacer la llamada con soluciones y no solo con problemas. Pero, claro, esa llamada no se quiso hace dos meses... para evitar lo que finalmente ha ocurrido ahora; el dueño y Director Deportivo no traga. No acepta palmar casi siete millones con el despido de un Baraja que fue renovado hace cinco meses a petición de los que ahora quieren despedirle. Pero aquí nos preguntamos... ¿y ser colistas? ¿Y el descenso?. Le da todo igual. No le tiro y se ha terminado. Y fin de la llamada.
No hay mayor demostración de desprecio al club que abandonarlo a su suerte pudiendo evitarlo. No se puede ser más miserable que dejar morir la empresa ante tus ojos. No hay nada peor que poder salvar a un moribundo y dejarlo morir. Baraja sigue por dinero. Por ahorrarse dinero.
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Quedan humillados todos los de aquí, bueno humillados ya estaban de antes y les da igual mientras cobren a fin de mes- pero, sobre todo, queda humillado el entrenador. Porque no hay mayor humillación a una leyenda que lo vivido por Baraja la última semana. A la leyenda, a su lona y a su figura. Los mismos que propusieron su despido son los que luego le tienen que mirar a la cara para decirle 'hay confianza total en su trabajo por parte de la propiedad. Es difícil explicar semejante humillación pero debe ser mucho más difícil digerirla. Pero Baraja ha decidido transigir una vez más. En sus propias palabras 'porque el Valencia es ahora lo más importante'.
Le creo pero sé qué decir. No sé si su valencianismo es más fuerte que cualquier cosa o vive en un universo que no existe. Porque su repetido 'no me arrepiento' sumado al 'no voy a abandonar' puede obedecer a dos cosas; responsabilidad de no dejar a los suyos nunca... o inconsciencia de no darse cuenta que ya no es la solución sino parte del problema. Ojalá ganaran ayer en Cornellá. Más no puedo decir.
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