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Al margen de los botijos blancos y porosos tan buscados en verano, en Agost (Alicante) existe un valioso museo de 4.500 objetos en los que destaca la labor del bordado conseguido con una jeringa llena de barbotina. Gota a gota, sobre la superficie lisa ... del botijo, fuente, plato o bandeja, se trazan caprichosas flores, espigas, ramos o guirnaldas que realzan las piezas. Al artístico trabajo, que se ha mantenido por auténtica profesión local, hay que agradecer el impulso que dio Ilse Schütz, artista y científica alemana que fundó el museo hace décadas, cuando descubrió Agost y se entregó al estudio y difusión de tan peculiar artesanía, a la vez que recopilaba todo un ayer etnológico.

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lasprovincias Alfarería bordada de Agost