Flores Amanda

Amanda, la casa de las flores que obligaba a detenernos ante los escaparates de la calle Lauria, se trasladó (tránsito y circulación obligaban) al huerto que poseían en Ronda Norte lindando con Alboraya (camino de salidas Farinós). El gran jardín, semejante a zona boscosa, es el histórico Huerto del Santísimo, que pertenecíó a un convento de religiosas y con Desamortización fue adquirido por el horticultor Cristóbal Galán Abad hacia 1860.

Y aquí comienza la romántica historia. Dada la abundancia de ficus, laureles y cipreses con macizos de flores y plantas en invernaderos, Galán instaló un pabellón restaurante de madera estilo modernista y a su alrededor veladores de mármol y sillas de rejilla, y resultó concurridísimo apenas se iniciaba la primavera, consiguiendo gran popularidad el postre de fresas con nata o rociadas con mistela o vino dulce.

Amanda Jiménez conserva documentación de aquel tiempo, el de una ciudad que saboreaba la belleza y lo exquisito. Sonriente, comenta: «La banda de música del Ayuntamiento dio conciertos dominicales y también se levantó un teatro, en el que se representaron zarzuelas las noches de verano».

Amanda Stivi Ribera, viuda del propietario, asumió la responsabilidad y con gran sentido comercial abrió un puesto desmontable en la ciudad, para la venta de flores. Los nombres de sucesoras y las nostalgias se fueron mitigando, pero queremos dejar constancia de que la tía de nuestra entrevistada, figura inolvidable en Casa Amanda, se mantuvo ayudando con las flores hasta los 101 años. Una vida plena.