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Visentico, el Coixet fue el viejo redero que me habló largo y tendido de su vida de pescador. Estábamos sentados en bajas sillas de enea, a la entrada de su casa, donde había extendido una red que remendó de buena mañana. Y confesó que le ... agradecía a la vida una vejez útil al seguir oliendo a salobre.

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