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El precio de la luz repunta este martes con la nueva tarifa: Las horas prohibitivas para encender los electrodomésticos

Leí hace poco un poema de Bertolt Brech en el que cantaba su amor a las cosas que han servido. Las vasijas de cobre con ... abolladuras y reborde desgastado; los cuchillos y tenedores cuyos mangos de madera acusan el uso; todo lo envejecido. Y pensé como Bertolt Brech, la marca que deja la vida en todo, en todos. Siento una predilección especial por los objetos que conservan la huella del hombre, por todo aquello que es testigo mudo de cuanto le acontece; desde esas prendas apedazadas en las que es fácil adivinar la laboriosidad de una mujer, a las paredes que quedan al descubierto al derribar una finca. Muros con rayas de niño, con algún desconchado que aviva la imaginación: «parece un pájaro», «parece un campanario», «parece un ciprés».

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