Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

En una ocasión me aconsejaron que acudiera siempre a los funerales porque «el amigo al que acompañas en esos momentos nunca olvida que estuviste ahí». No sé si es cierto porque, a veces, el estado anímico en el que se encuentra un familiar no le ... permite atender ni siquiera a esos detalles. Yo misma no recuerdo a todas las personas que me dieron el pésame en los entierros de mis padres, pero sí recuerdo a quienes vinieron sin esperarlo, y, al mismo tiempo, a quienes se ausentaron cuando pensaba que estarían a mi lado. A los primeros les estaré eternamente agradecida, por entender el dolor por el que estaba pasando y la necesidad de consuelo que tenía. A los segundos, también, por permitirme diferenciar a los verdaderos amigos de los demás.

Publicidad

A Pedro Sánchez lo incluiría de forma natural en el segundo grupo y por eso no me extrañó que no estuviera el otro día en la catedral, acompañando a las familias. Sin embargo, he de decir que me molesta por lo que tiene de representante. Su presencia o ausencia no es una decisión que toma a título particular sino institucional. En un acto como ése representa a todos los españoles, y por eso su ausencia me parece indefendible por mucho riesgo de abucheo que haya. Estoy segura de que la mayor parte de los españoles habrían querido estar aquí para dar un abrazo a nuestros vecinos que tanto sufren. Lo han demostrado durante semanas y lo han hecho llegar con ayuda, con desplazamientos para colaborar, con recaudación de dinero, con difusión de casos de necesidad y con millones de corazones rotos por el dolor de Valencia. Eso es la compasión en sentido estricto: «padecer con». España ha sufrido con ellos, pero es imposible personarse aquí para transmitírselo. Lo hacen cuando pueden. Me lo contaba una amiga hace unos días que viajó a ver a un familiar a la otra punta de España. De pronto, en el restaurante donde comían, se enteraron de que era de Valencia y se desvivieron, le preguntaron, le animaron y le pidieron que transmitiera su afecto por aquí. Ahora mismo decir «Valencia» en cualquier rincón de nuestro país genera una corriente de cariño y de compasión que emociona. A todas esas personas empáticas debería haber representado el presidente del gobierno en un espacio para el abrazo a las familias.

Por eso me alegré de que, en lugar del insensible Sánchez, fueran los reyes quienes nos representaran, transmitiendo el calor que quisiéramos hacerles llegar. Y lo han hecho -como dicen algunos en otros contextos- sin haber sido votados para ser nuestros representantes. Curiosamente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad