Cuentan quienes saben de eso que el empeño de Donald Trump por lanzar iniciativas a discreción tiene un propósito. Un día habla de Ucrania; al ... siguiente, de Gaza; media hora más tarde cambia el nombre al Golfo de México y a última hora anuncia que quiere quedarse con Groenlandia. Ataca a los hutus, amenaza a Hamás y lanza aranceles a sus potenciales socios comerciales. No es casualidad. Tantos frentes abiertos responden a su interés por marcar la agenda, es decir, que todos estemos ahora mismo hablando de él y sus proyectos.
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Eso que llaman «agenda» es el listado de temas que son importantes en cada momento. En España, por ejemplo, llevamos dos días con un tema valenciano encabezando el elenco: el acuerdo del PP y Vox para sacar adelante los presupuestos de la Generalitat. No puede negarse el protagonismo de Carlos Mazón en esa agenda y no precisamente para bien en los últimos cuatro meses.
Condicionar la selección temática es una obsesión de los responsables de comunicación de cualquier gobierno y oposición. Quien consigue colocar un tema lleva la iniciativa y los demás van a remolque. Lo vimos no hace mucho cuando de pronto el PP se descolgó con propuestas sobre la vivienda para adelantarse, aunque fuera por diez minutos, al gobierno que estaba preparando medidas al respecto. Y, durante días, unos y otros hablaron del tema.
Sin embargo, los asuntos que se sitúan en esos primeros puestos tan codiciados en la agenda van desplazando a otros, no por olvidados más resueltos. Ocurre con la guerra en Sudán, por ejemplo. ¿Alguien se acuerda? No va a mejor, pero estamos tan centrados en Ucrania y Gaza que la suerte de los sudaneses nos preocupa mucho menos.
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En ese contexto se entiende el empeño de los valencianos afectados por la dana para que calara el mensaje de «no nos olvidéis». Nosotros no lo hacemos, pero el mundo sigue girando. «Nello spazio senza fine», que cantaba Jimmy Fontana. Sin embargo, los Reyes lo tienen presente y lo incluyen en su agenda para venir y visibilizar no solo su interés por los afectados sino, sobre todo, la necesidad de no olvidarles. Y quien también lo ha hecho, en estos días de Fallas, ha sido Belén Esteban. En los días posteriores a la riada, fueron muchos los famosos que se acercaron por aquí, pero conforme pasan los meses no es tan fácil. En cambio, la «princesa del pueblo», con su presencia en Paiporta, vuelve a poner en primer plano una realidad que debe seguir ocupando los primeros puestos de interés colectivo. Si la fama sirve para eso, bienvenida sea.
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