Urgente La Lotería Nacional del sábado deja el primer premio en un popular municipio valenciano y otras cinco localidades

A ratos parece que nos impacten más las imágenes de los incendios en Los Ángeles que los efectos del huracán Katrina en Nueva Orleans. Las ... dos son catástrofes que han golpeado Estados Unidos en este siglo, con origen en fenómenos meteorológicos extremos, pero hay una diferencia notable entre ellas: el Katrina dejó más de mil muertos y, en los incendios, hasta el momento, no se contabilizan más de una docena de fallecidos. Sin embargo, aun siendo grave cualquier cifra de víctimas, siquiera sea una sola, lo que llama la atención es otro factor: percibimos por el relato y por las imágenes que el Katrina se cebó con una población desfavorecida en una zona depauperada, mientras que los incendios lo han hecho con gente guapa y rica de Hollywood en un barrio exclusivo, entre otras zonas.

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Es cierto que resulta perturbador comprobar cómo Paris Hilton ha perdido su casa de Malibú y constatar cómo los cálculos hablan de miles de millones solo entre las casas de los famosos, valoradas en varios millones de dólares cada una. Sin embargo, la fascinación por el drama de los icónicos personajes del papel couché puede ocultar la tragedia de miles de personas. Incluso la tragedia de esos mismos personajes conocidos. Para cualquier ser humano es devastador perder su casa, su hogar, sus recuerdos y su vida. Bien lo sabemos aquí en Valencia, sobre todo, cuando aún no han pasado ni 100 días de la dana. Pero la diferencia radica en la capacidad de reponerse o no a la devastación. Así, solemos dar por hecho que para los ricos resultará más fácil porque tienen recursos propios. Desde luego no es una conclusión ilógica y es especialmente importante en un país que acostumbra a dejar al individuo solo ante sus propias dificultades. En nuestra perspectiva, además, se une la rareza de ver a seres que consideramos a menudo poderosos sometidos al mismo infierno que los más vulnerables. Y nos sorprendemos al comprobar que el dinero y la fama no lo compran todo. Ni siquiera la seguridad absoluta.

Pero el riesgo de focalizar nuestro interés en las casas de los famosos y en sus cuitas ante el desastre puede impedir que pensemos en los que lo han perdido todo y no tienen ese colchón que se les supone a los ricos. La tragedia de Los Ángeles afecta, sin duda, a actores y celebridades de Hollywood pero también, y sobre todo, a miles de personas que tenían en esos hogares todos sus ahorros; incluso, sus deudas, y su vida ahora destrozada. El fuego lo ha igualado todo. O casi todo. Y así debería ser nuestra congoja y solidaridad hacia todos ellos.

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