Siempre me divierte analizar el uso del poder por parte de los políticos, pero también de otros jefecillos en cualquier ámbito, ya sean directivos de empresa o presidentes de una comunidad de vecinos compuesta solo de dos. Es lo que tiene el poder, que puede ... inocular aires de grandeza en toda la cadena de mando, desde el más alto al más insignificante. Salvo las abejas reina, a las que tengo por inteligentes, en los demás estratos siempre es posible encontrar a un tonto con ínfulas, aunque solo cuente con un ovocito entre sus subordinados. Antes decíamos que se le subía el pavo por llevar gorra de plato y, ahora, por añadir una línea más en el perfil de Instagram.
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Uno de los comportamientos más curiosos es la necesidad de desembarcar con todo el equipo, literalmente, cuando se trata de hablar con los empleados. Lo pensé el otro día cuando vi a Pedro Sánchez aterrizando con medio gobierno en Valencia. Ya puestos a ser acompañados de todos ellos -pensé- bien podrían haberse repartido y haber visitado entre todos cada una de las poblaciones afectadas por la dana. Y no es que me parezca mal que se reúnan con los alcaldes, pero se nota demasiado lo forzado del encuentro y lo estratégico del momento, del lema, de los invitados y de las conclusiones. Demasiado caro para llegar al punto que ya sabemos: «Mazón, dimisión». Y digo caro porque desplazar a medio gobierno a no hacer nada más que acompañar al Amado Líder a Valencia para recibir el barro que pudiera caerle a él en su recorrido por l'Horta Sud es un exceso presupuestario.
Si existen órganos de coordinación que ya están trabajando, ¿para qué desplazar a tantos responsables in situ? Si defendemos la autonomía, ¿por qué hacerse presente habiendo autoridades locales sobre el terreno centradas en la recuperación? Si estamos convencidos del co-gobierno, ¿por qué no estar juntos los responsables estatales y autonómicos para mostrar que la prioridad son los ciudadanos, no los intereses particulares de los partidos? Pero sobre todo ¿un auténtico líder necesita ir acompañado de su guardia de corps? Diríase que no y que, cuando lo hace, o bien quiere tenerlos vigilados o bien quiere darles una lección. Con este gobierno, es posible que Sánchez haya querido lograr ambos objetivos más un tercero solo vinculado a él y su preocupación constante por el relato: el gobierno es el relato, no su vocero. Tras sus fracasos parlamentarios, el éxito es el propio gobierno, ni siquiera lo que pueda hacer. La visita colegiada tenía aires medievales: era la visibilización del poder.
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