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Se pueden sentar. Se pueden escuchar y hasta se pueden dar la razón. Esa es la primera conclusión a la que se llega tras leer ... la reunión que LAS PROVINCIAS organizó el otro día entre el vicepresidente del Consell Gan Pampols y el comisionado del Gobierno José María Ángel. Parece una obviedad que dos personas civilizadas, preparadas e interesadas en el mismo objetivo -ayudar en la recuperación de la provincia de Valencia- sean capaces de hablar y poner en común sus puntos de vista. Pero sobre todo que esas miradas sean más convergentes que divergentes. Es lo que se espera de ellos. Como se espera de nuestros políticos en un mundo ideal.
Las diferencias entre ellos y los políticos son dos: el interés general y el plazo de referencia. El primero, el interés general, se supone que es el leit motiv de toda acción política. Y es cierto que en muchos casos lo es, sobre todo, en el contexto local y municipal. Un alcalde o alcaldesa no puede disfrazar de interés general lo que es una mirada miope y egoísta para su propia pervivencia. Eso lo notan enseguida sus vecinos y se lo dicen por la calle. Así lo han vivido en primera persona los alcaldes de las localidades afectadas por la dana. Y lo han sufrido también porque son sus vecinos quienes reclaman, protestan y exigen, desesperados, que la administración actúe como se espera de ella. Sin embargo, más allá de ese entorno de proximidad, la impresión es que los políticos van a su interés particularísimo. No hay más que ver los reproches continuos sobre la actuación del otro cuando la prioridad debería ser dejar eso a un lado y ponerse a trabajar codo con codo con los demás, sean del signo que sean. Como hicieron los voluntarios durante los días posteriores a la barrancada sin preguntar afiliación política ni posicionamiento ideológico alguno. Los políticos deberían ser continuadores de esa tarea universal en pro de un objetivo más alto, eso que llaman interés general. En lugar de eso, calculan cada gesto, cada exabrupto y cada reproche en términos electorales.
Junto al interés particular está lo que más llama la atención en la conversación entre Gan y Ángel: el largo plazo. Para ambos, la mirada va a lo lejos, no se queda en mañana o pasado mañana. Hablan incluso de dos legislaturas para lograr recomponer todo lo arrasado. Es lo que más les falta a nuestros políticos. Su plazo son las siguientes elecciones y así no hay quien pueda. Por eso deberían trabajar unidos, porque seguramente el proceso de reconstrucción se constituya en la principal tarea para varios gobiernos.
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