El ser humano es un pozo de contradicciones. Mientras acaba con determinadas especies y se encamina hacia su propia extinción maltratando al planeta y alterando ... las condiciones que dieron origen a la vida, se propone recuperar especies extintas. Pero no aquellas que desaparecieron hace veinte o treinta años sino miles o millones de años. La última ha sido la anunciada desextinción de los lobos huargo, pero también se ha sabido que se está intentando con los mamuts, con el pájaro dodo y hasta con el caballero bien educado que aún distingue la galantería del acoso. Ojalá.
Al final, con los lobitos blancos que hemos podido ver en imágenes, casi nada de lo anunciado era del todo cierto. Ni eran huargos; ni era la primera especie en ser recuperada ni los han sacado de la extinción. En realidad eran lobos modificados genéticamente, que algunos supieron vender muy bien. Y lo compramos todos con un reclamo muy concreto: la serie 'Juego de Tronos'. La posibilidad de hacer realidad uno de los símbolos de la serie nos trasladó de pronto al universo que encandiló a millones de espectadores en todo el mundo. Puestos a elegir, yo preferiría que Colossal Biosciences, la empresa que está detrás del negocio de la recuperación genética del pasado, fuera capaz de traer a la realidad los dragones que solo con toser arrasan los siete reinos. Iba a quedar guapa la pelambrera de Trump al grito de «¡Dracarys!». Chamuscadita en un suspiro.
Lo que plantean los expertos, a la luz de la información sobre los lobos, es para qué recuperar especies extintas. Es cierto que hay un objetivo científico: alcanzar una meta nunca antes lograda. Pero creo que el interés comercial está en un puesto mucho más significado que los progresos de la ciencia y de la técnica. Más allá de eso, reintroducir una especie en condiciones medioambientales y de los ecosistemas diferentes a las que conocieron esos animales es una temeridad. Por ellos, porque hace 12.000 no se vivía en ciudades, ni el entorno estaba esquilmado ni mucho menos existía la escasez de algunos recursos como ahora. En definitiva es hacer venir al mundo (actual) a un animal propio de otro mundo. Difícil que en ese entorno pudiera sobrevivir. Pero, además, esas alteraciones ya están haciendo que el comportamiento de algunos animales en la actualidad sea un riesgo para el ser humano y para otras especies. Así lo vemos en España donde el lobo mata rebaños y los osos o los jabalíes se acercan a los núcleos urbanos buscando comida. No necesitamos huargos, sino acompasar el planeta y sus especies.
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