Un minuto antes
Los seres humanos nos acostumbramos a casi todo. Solo necesitamos una repetición adecuada del mismo acontecimiento y terminaremos por incorporarlo al paisaje. Al menos, esa ... es la sensación que queda viendo cómo hasta los escándalos político-judiciales empiezan a ser costumbre. Y, lo que es más importante, ya no nos asustan.
Lo peor es que nuestra clase política también resulta previsible y ni siquiera lo que está aflorando sobre mala praxis, cuando no delitos, de algunos dirigentes políticos es capaz de mover de su poltrona a quienes se sienten bien en ella. Lo decía el otro día Miriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso: «Somos el partido más previsible que existe en el Congreso de los Diputados». Es cierto. A los nacionalistas siempre se les ve venir, salvo Rajoy con el PNV en la moción de censura que le echó, porque, por entonces, el PP aún creía que el PNV tenía principios. Nogueras lo resumió de un modo diáfano: «en todo lo que sea bueno para Cataluña, ahí estaremos». Y por eso, todo hay que decirlo, se tapan la nariz cada vez que tienen que seguir apoyando a un gobierno cuestionado, sin pedirle cuentas de nada. Mientras puedan seguir poniendo la manita, la exigencia de responsabilidades y respuestas de Núñez Feijóo a Sánchez, ante las sospechas de corrupción en Ferraz o la Moncloa, la contemplan como un mero espectáculo entre el PP y el PSOE, un episodio más de las guerras entre ellos. Así lo resumió Nogueras, como meros espectadores de un show en el que no intervienen. Pero luego sí se decantan por aquel que, aunque más alejado ideológicamente que el otro, se ha mostrado dispuesto a venderse a cualquier precio. Y Junts compra. Sin dudarlo.
Lo mismo sucede con Compromís, aburrida de tan previsible. Amagó con romper con Sumar por no haber incluido a Pedro Sánchez entre los intervinientes en la comisión del Senado sobre la dana, pero todos, todas y 'todes' sabemos que no lo hará. ¿Romper y quedarse fuera del poder? Ni por la dana, ni por la financiación autonómica ni por el funcionamiento del grupo parlamentario. Nada hay tan grave que justifique un plante de verdad, con sacrificio propio incluido, por parte de los de Compromís. Harakiris, los justos. Y los grupos minoritarios no están para mantener órdagos que no puedan ganar. Ya lo vimos también con Diana Morant y su pasito 'p'adelante', pasito 'p'atrás' con la moción de censura a Mazón.
Quizás unos y otras están preparando el terreno ante un adelanto de las generales y buscan saltar un minuto antes de que ocurra, y en eso Sánchez sí es imprevisible.
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