En la historia, no solo hay leyendas negras sobre la España del siglo XV. Sin ir más lejos, la imagen que todos tenemos de la ... prehistoria está llena de prejuicios y de estereotipos. Cuando la visualizamos, tendemos a imaginar a seres simiescos y rudos sin más tarea que la pura supervivencia. La consideramos una etapa atrasada, primitiva y poblada por seres muy inferiores a nuestra especie, el 'homo sapiens'. Es cierto que el humano que puebla hoy la tierra ha logrado evolucionar, descubrir y sobrevivir de un modo que los habitantes de entonces no hubieran podido ni siquiera imaginar. Sin embargo, en su entorno y con los elementos cognitivos y materiales de los que disponían, también ellos lograron un éxito notable. De hecho, si no lo hubieran conseguido, nosotros no estaríamos aquí. Con su riqueza, su enorme extensión en el tiempo y los secretos que aún guarda, solo desvelados poco a poco por la investigación científica, la prehistoria es uno de los periodos más apasionantes de nuestro pasado.
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La última noticia sobre ella así lo muestra y pone en duda esa imagen de retraso respecto al presente. Acaban de descubrir que aquí al lado, en la Cova Negra de Xátiva, los neandertales cuidaron de una niña con Síndrome de Down. Lo han sabido al analizar un hueso de un oído infantil, que muestra graves alteraciones compatibles con esa condición y que convertirían a la niña en un ser dependiente. Lo interesante es que, al parecer, la niña llegó a vivir hasta los seis años -una eternidad en aquel momento en que la esperanza de vida no sobrepasaba los 30-, gracias a los cuidados posiblemente de su madre, dedicada a ello en exclusiva. En ese contexto, había que querer mucho a esa hija para destinar tantos recursos humanos a ella. No es el primer caso de dependientes cuidados por el grupo. En l'Etno, por ejemplo, hay algunos huesos de 'homo sapiens' que pertenecen a individuos repuestos tras una trepanación o importantes intervenciones, aunque a menudo se trata de miembros longevos a los que cuidar por agradecimiento o por su papel en la comunidad. En el caso de Tina, que así la han 'bautizado' las investigadoras, hay puro desinterés. Le dan valor por sí misma, aun con todas sus limitaciones y con lo mucho que les complicaría la vida entonces. Es una pauta que aquellos homínidos tan rudos nos traen desde hace 300.000 años a nuestro presente. Un presente en el que, teniendo un montón de avances y ventajas para darles una vida plena, preferimos que los individuos con Síndrome de Down no nazcan. Y a esto lo llaman 'progreso'.
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