Las otras víctimas
Si fuera una serie más, diría que estoy deseando ver la segunda temporada. Pero, tratándose del asesinato de Patraix, hay algo dentro de mí que ... se resiste a seguir consumiendo más entregas de 'La viuda negra', la película de Netflix sobre el caso de 'Maje'. En Valencia, nos resulta doloroso. Supongo que a los gallegos les pasaría igual con el 'caso Asunta' o a los catalanes, con el de la Guardia Urbana. Es lo que tienen los crímenes cerca de casa, que se ven de un modo distinto porque sabes que en la calle de al lado, en el pueblo de al lado o en el círculo de amigos o compañeros de falla, hay un dolor profundo e insuperable, y removerlo en las pantallas una y otra vez no resulta fácilmente soportable.
Por aquí conocemos de sobra el caso, con más detalles incluso que se pueden ver en el film. Pero es cierto que cuando son buenos actores quienes encarnan a los protagonistas, te acercas a él en un ejercicio de realidad distinto al que has experimentado a través de la prensa, un ejercicio que convierte el mero entretenimiento en una exposición clarificadora.
En mi caso sucedió con la figura de la policía encargada de la investigación, que encarna Carmen Machi, y todo el equipo de Homicidios en el que trabajaba el subinspector Blas Gómez. Aunque supe de su asesinato en estas mismas páginas, visualizar el hueco que dejó su muerte en la Policía ayuda aún más a solidarizarme con sus compañeros y con todo el Cuerpo. Pero además lo experimenté con las familias, en especial, la de Salva, el asesino del marido de Maje. A menudo, las familias quedan al margen del relato, ya sean las familias de la víctima o de los autores. En realidad, es lo deseable porque son terceros afectados que, sin pretenderlo, se ven en el foco de la atención y cargan desde entonces con ello. En el caso de las familias de las víctimas en ocasiones ganan ese protagonismo no querido en momentos concretos e inevitables como el funeral o el propio juicio. Son quienes nos hablan de la persona a la que se le ha arrebatado la vida, levantan la voz en su nombre y exigen justicia para ella. Pero las familias de un asesino que, hasta ese momento, tenían por buena persona, buen padre de familia y buen marido, sufren un shock que suele quedar minimizado. Es lo que ofrece, fugazmente, la película mostrando la normalidad de una familia que, de pronto, se ve truncada para siempre. Las familias de los tres protagonistas, Antonio, Maje y Salva, ofrecen mucho más que contexto emocional a la trama. Abren una ventana a tres dolores ocultos que permanecen latentes.
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