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Esfumarse, según la RAE, es la «acción de irse o desaparecer de un lugar de modo rápido, con disimulo o sin ser notado». Una definición ... que le encaja perfectamente no solo al mago Copperfield, sino también al titular de la Confederación Hidrográfica del Júcar, quien ha demostrado gran destreza en el arte del escapismo, evitando el foco del debate público para no ser arrastrado por un tsunami como el que no supo detectar hace cinco meses. Desde entonces, no ha dado explicaciones, ni realizado una conferencia de prensa, y no existe informe alguno que acredite lo que hizo- ni lo que no hizo el fatídico 29 de octubre. Un cargo público funcionarial de máximo nivel que está omitiendo deliberadamente su obligación de informar. Un silencio que podría ser impuesto, como tantas otras cosas, desde la cadena de mando, con la intención de erosionar aún más al gobierno autonómico.
Se hace a un lado, se esconde, se empequeñece. Solo algunas declaraciones controladas y puntuales en medios afines, pero ni un solo gesto para ser abiertamente entrevistado desde la pluralidad. Una actitud que, en lugar de protegerlo, le desnuda. Lo decía el presidente Jefferson: «El que nada teme, nada oculta». De entrada, alguien que dice someterse a las indicaciones de la Abogacía del Estado si es citado en la Comisión de Les Corts ya habla suficiente. ¿Tiene miedo a decir algo inconveniente que necesita ser asesorado? ¿Debe esperar a ser llamado por alguna institución? ¿No puede ofrecerse voluntariamente? ¿Es un técnico o un político?
Y no son los únicos interrogantes que persisten en su gestión: ¿Cuántos sensores vigilaban el Poyo? ¿Cuántas veces alertó sobre la crecida durante la reunión del Cecopi? ¿Quiénes de los 25 miembros presentes pueden atestiguar que alertó sobre su situación? ¿Por qué se lanzó la alerta por Forata y no por el Poyo? ¿Cómo es que reconoce por escrito que no adoptó ninguna medida especial por Forata cuando se temía su posible rotura? ¿Cómo puede estar dando una charla en la UPV y una reunión con su equipo al mismo tiempo? ¿Cuántas obras de mantenimiento y limpieza del Poyo se han realizado en los tres años de su mandato? ¿Cómo es posible que un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, especialista en agua, no haya previsto ni un euro en obras nuevas para 2025? ¿Acaso defiende que nuestros cauces y barrancos están en perfecto estado? ¿No cree, como denunciaron otros técnicos expertos en el Senado, que si se hubieran realizado los desvíos de los barrancos del Poyo y la Saleta se hubiera minimizado la catástrofe? ¿Le planteó alguna vez a la ministra Ribera la necesidad de esas obras?
En estos días de comparativas animales, bien podríamos decir que el señor Polo es rápido como un galgo para desaparecer y escasamente ágil para enfrentar los hechos y dar cuenta de su competencia. Seguro que a la jueza Ruiz Tobarra no se le escapa lo que parece que no ve la Fiscalía.
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