No hace mucho, en los medios de comunicación había un acuerdo tácito de no informar sobre suicidios. Era una palabra maldita. Se pensaba en buena fe que hablar abiertamente de ellos podía provocar un efecto de incitación o de imitación Werther, llamado así por la ... influencia de un personaje de Goethe. Un mutismo que afortunadamente ha desaparecido en vista que las cifras siguen siendo preocupantes. Ha virado la estrategia y hoy se habla abiertamente de ello y se incide en que estamos ante un problema real de salud pública que se debe y se puede prevenir.
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Que cada dia once personas se quiten la vida en nuestro pais -casi 4.000 al año- muchas de ellas guardias civiles y policias, merece mucho mas esfuerzo desde las administraciones que la celebración de un dia internacional contra el suicidio, el 10 de setiembre, o el anuncio político de planes de accion de titular y foto fácil. Se necesitan recursos económicos y voluntad de cambio. Los mismos al menos, de los que se emplean para reducir la siniestralidad del tráfico y contra el alcohol o el tabaquismo.
Que los ministerios o las consellerias implicadas limiten su actuación a poner en marcha «gabinetes» psicológicos o teléfonos de atención como el 024, es quedarse muy corto en la respuesta amén de no saber abordar la complejidad de un problema, el de la conducta suicida, que se presenta lleno de aristas y dificultades y que no solo destroza personas sino también a familias enteras. La desesperanza, la tristeza, la angustia, el sufrimiento emocional extremo, no siempre obedece a un trastorno de salud mental. El dolor del alma no resulta fácilmente evaluable y más cuando manifestarlo te estigmatiza social y laboralmente. Un temor, el del señalamiento, que está muy presente en trabajos jerarquizados como los de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
De ahí que muchos de los equipos de intervención psicosocial de Policía y Guardia Civil, a pesar de su buena voluntad, no terminan de despegar y los casos siguen al alza. En los primeros ocho meses del año ya se han igualado los suicidios de todo 2023. Entre los motivos, el que muchos agentes desconocen estos servicios, y segundo y principal, porque recelan de su discreción y confidencialidad. Igual si el ministerio del Interior escuchara más a grupos como angelesdeazulyverde.org y a su red altruista de policías voluntarios como la valenciana Monica Blasco, que desde hace nueve años escuchan y acompañan a colegas con tendencias autolíticas, las cosas mejorarían. Son compañeros ayudando a compañeros. Angeles de la guarda para quienes cuidan de nosotros. De tú a tú, en el mismo idioma. Igual ahí está la clave... en todos los casos, sea policía o no.
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