La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor». La cita del británico Winston Churchil se ajusta a la perfección con lo hecho por el President Mazón en menos de 12 horas. Con pulso firme y mano de hierro, ha ... tardado tan solo medio día en zanjar la crisis política más seria abierta en nuestra autonomía por la desleal espantada de Vox. No solo ha respondido con evidente rapidez cesando él a sus tres representantes en el Consell, sino que no ha dejado huérfanos ni un momento a los departamentos que estos gestionaban forzando una nueva reorganización de competencias y áreas. Ha cortado por lo sano, sin darles siquiera la opción de dimitir y dejando de paso a la oposición sin tiempo de rechistar.
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Un cierre profesional, quirúrgico y certero de la vía de agua que se había abierto en su gobierno. Acción, reacción. No hay más. Una fortaleza de su carácter resolutivo y pragmático que ya demostró hace un año cuando alcanzó el primer acuerdo de gobierno de España con ellos o cuando puso en marcha a velocidad récord la maquinaria de la administración para auxiliar a los vecinos de Campanar. Está dejando claro el titular del Consell que con él no van los titubeos y las medias verdades y mucho menos las deslealtades. O se está o no se está.
Y ya es de agradecer, sea uno de izquierdas o de derechas, que la habitual lentitud con que la política y sus instituciones resuelven los conflictos y dan respuesta a los ciudadanos haya virado hacia este nivel de capacidad de respuesta. A nadie se le escapa la dificultad que adquiere la legislatura de ahora en adelante para los populares como tampoco ha pasado inadvertido que Mazón es un hombre que sabe muy bien hacia dónde va y hacia dónde quiere llevarnos. Queda tanto trabajo, que no hay tiempo que perder. Incluyendo, lo sabe él y lo sabemos el resto, un ajuste más fino de su equipo de gobierno que deberá acometer en el corto plazo. Lo que la alcaldesa Catalá diría como «darle una repensá» a esta primera respuesta dada ante la crisis.
Y de los ridículos argumentos vertidos por Abascal y los suyos en un posado lleno de negritud a lo Bernarda de Alba, comunicando el destino de 5 gobiernos regionales desde Madrid para certificar su desprecio hacia la España de las autonomías, poco queda por decir que no se vea por sí solo. Tiene tan poco fuste la excusa dada -que 120 menas sean repartidos entre los 12 millones de habitantes de las autonomías que cogobernaban- que veremos si la jugada no termina por llevar a la marca al mismo camino de Podemos y Ciudadanos, por mucho Orban y Putin que anden abrazando. Una huida hacia no saben dónde -como bien describió en su columna P. Salazar- que deja contradicciones tan palmarias como no romper con los ayuntamientos de las ciudades que acogerán a esos menores. Y, por cierto, al cierre de esta columna la señora Llanos Massó seguía en el cargo, ¿acaso no es de Vox?
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