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¿Hay alguien que mienta en sede judicial para perjudicarse?¿Qué sentido tiene autoañadirse nuevos delitos para empeorar tu situación procesal? Salvo que uno sea un kamikaze o un mártir autoinmolado, la respuesta a ambas preguntas es tan palmaria que la declaración del arrepentido Aldama ... cabe entenderla como el inicio de la nueva Dana política y judicial que se cierne sobre el cielo de la presidencia del Gobierno. A falta de prueba y solo con su confesión voluntaria, ya ha estallado una ciclogénesis explosiva de incalculables consecuencias en un ejecutivo ya de por sí debilitado.
Por mucho derecho que le asista como encausado a guardar silencio, el nuevo yonqui del dinero de Sánchez, que diría A.Rallo, ha decido hacer justamente lo contrario; incriminarse todavía más pero «yéndose de la mui» disparando a discreción y no comiéndose solo «el marrón» en lenguaje carcelario, delatando a quienes le han acompañado, presuntamente, en su viaje delictivo. Es lo que dice él. Y lo que apuntan, por cierto, dos investigaciones de la UCO que algunos olvidan y que sostenían los mismos indicios de criminalidad. Y aunque desconocemos cuánto habrá de fabulación y cuánto de verdad en su relato, algo de credibilidad le han dado el fiscal y el juez como para decretarse su inminente puesta en libertad. La «menuda inventada» que dice Sánchez, no le ha parecido tal a la autoridad judicial.
Nadie puede negar la magnitud del escándalo. Un caso lleno de vasos comunicantes que apuntan a no pocos delitos y a no pocas personas. Pero en el visionado al detalle de las casi dos horas de declaración, todo parece estudiado, hilvanado. Más propio del que guarda un as en la manga que del que va de farol. Nada parece gratuito. Hay una advertencia clara: «Si (Sánchez) quiere pruebas, las tendrá». Y ya es muy grave de entrada que los dos secretarios de organización del PSOE Ábalos y Santos Cerdán hayan sido señalados como receptores de mordidas, que ministros como Montero, Marlaska, Calviño, Ribera y Torres formen parte de su declaración, que Koldo Eizaguirre ejerciera de repartidor de comisiones e intermediario y que Begoña Gómez y el mismo presidente del Gobierno hayan sido citados.
«Os estáis pasando, yo no soy el Banco de España». Más de 1 millón de euros en comisiones a cambio de favores y la sospecha de estar ante una organización criminal como considera la Guardia Civil y como reconoce el propio encausado. Aldama ha salido de caza. Es el león herido buscando venganza. Y tal vez el error de Sánchez es haberle ninguneado en público, rehusando contestar reiteradamente a la pregunta ¿tuvo usted relación con Víctor de Aldama? Pretendía invisibilizarlo y desde el jueves ya tenemos al menos, una versión: «Gracias por lo que estás haciendo, me tienen informado». La imagen que la completa, la famosa foto de Sánchez y Aldama juntos, posando para Koldo. ¿Era o no era uno más? Lo sabremos.
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