Qué poco acertado ha estado Ximo Puig con ese «yo voy al pleno cuando puedo» con que ha intentado justificar sus ausencias en el parlamento valenciano. Una frase que en lugar de exonerarle de 'culpa' suenan a soberbia y cierta chulería. Alguien con su experiencia ... política podría perfectamente habérsela ahorrado para no dar munición al adversario ni a quienes le critican por su afición a aglutinar cargos. Ni Puig tiene el don de la ubicuidad ni tiene el poder que tenía. Ni dentro ni fuera. Y ya debería haberlo interiorizado.

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A Puig le ha faltado humildad y generosidad con sus compañeros de grupo parlamentario que en privado cuestionan abiertamente que está en todo a medio gas porque nadie, ni hasta él, puede estar al 100% en tantos lados a la vez. Secretario general del PSPV, senador y presidente del grupo socialista en Les Corts. Una amalgama de cargos que le permitirá vivir con cierto desahogo y que de aquí a un año (cumplirá 65 años en enero) si quiere jubilarse de la política activa, podría disponer de 75.000 euros anuales durante 15 años, en caso de acogerse a lo dispuesto en la Ley del Estatuto de expresidentes de la Generalitat Valenciana. Así que no debería preocuparse por tener una buena jubilación.

Eso sí, que nadie se lleve a engaño. Si ahora afloran las críticas internas hacia él por sus repetidas ausencias y trascienden públicamente las maniobras que antes eran privadas, es sencillamente porque ha perdido el poder, ha dejado de ser un padrino influyente. El último movimiento de Sánchez cerrándole la puerta a ser ministro mientras reafirmaba su confianza en otra valenciana, Diana Morant, ha disparado la carrera sucesoria en la federación valenciana. Y Puig lo sabe perfectamente. Sus afines siguen siendo mayoría, o no, que ya se verá próximamente en el Comité Nacional del 16 de diciembre y en cómo se mueve el equipo de Ferraz de cara al próximo congreso del PSPV.

Si algo tiene Puig es conocimiento de cómo funciona la política

Porque de entre todas las características de personalidad que reúne Puig, la bisoñez no es una de ellas. Más bien al contrario, es listo y avispado. Y alguien que lleva 40 años viviendo de la administración, si algo tiene es conocimiento de cómo funciona la política. Eres aupado mientras tienes poder, perdido este, eres apartado. Dejas de ser útil para que otros escalen por donde escalaste tu. Y Sánchez ha dejado claro que no cuenta con él. Entre lo de Susana Diaz, el feo asunto de su hermano y el haber perdido la Generalitat, todo puede haberle pesado al inquilino de Moncloa. En caso que le estén enseñando la puerta de salida, como mínimo que se la abran con la dignidad que merece, que no es poca. O que se vaya él antes, que eso también debería saberlo hacer.

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