La Semana Santa llega hoy al ecuador de sus celebraciones con la liturgia del Jueves Santo, momento en que se inicia el Triduo pascual y ... se evoca la última cena del Señor como raíz de tres acontecimientos importantes: la institución de la Eucaristía, la institución del orden sacerdotal y el mandamiento sobre la caridad fraterna.

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La Semana Santa Marinera lo celebra con la visita colectiva de las cofradías a los denominados «monumentos», situados en las parroquias que componen la Semana Santa. Es el preámbulo del Santo Entierro, la gran procesión, entre otras cosas porque es el acto colectivo más importante de nuestra marinera Semana Santa, en la que se conmemora la pasión y muerte de Jesucristo en la cruz y donde, de forma incuestionable, se manifiesta la religiosidad de los valencianos.

La procesión del Santo Entierro, que tendrá lugar mañana, Viernes Santo, es uno de los actos más esperados no ya por las propias cofradías, sino por todos los valencianos. El público acude en masa a la calle de la Reina para presenciar los últimos momentos de la Pasión y Muerte del Señor por medio de una fabulosa representación plástica en la que destacan los Crucificados, que gozan de una intensa devoción, la cual es mayor en los casos en los que, además, son patronos de un barrio, como es el caso del Santísimo Cristo de los Afligidos, que lo es del Canyamelar, y el Cristo del Salvador del Cabanyal. El primero está datado en 1943 y es obra del escultor Carmelo Vicent. El segundo es de 1940, realizado por el escultor José Estellés.

A estas dos imágenes hay que añadir el Cristo del Perdón, del año 1927, obra de José Rodríguez; el Cristo del Buen Acierto, de 1942, del escultor Inocencio Cuesta; el Cristo de la Concordia, de 1945, de Vicente Benedito; el Cristo del Salvador y del Amparo, de 1943, del imaginero Francisco Teruel, y el Cristo de la Palma, datado en 1680 y de autor anónimo.

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