Nostalgia festiva

Tal y como subrayaba en 1906 el escritor José Bodría, nunca faltaban las flores en aquellos retablos cerámicos, conocidos por «altarets de paret», que se situaban en los muros de la vía en cuestión; paredes que cambiaron como cambiaron los barrios con la llegada de otros tiempos y la edificación de nuevas viviendas, dejando en el recuerdo tanto las magníficas obras de arte que eran los retablos cerámicos, como la vigencia de aquellas familiares fiestas de vecindad.

Echando la vista atrás, en la calle Bany dels Pavesos se celebraba la fiesta a la Virgen de la Soledad; en Bolsería, al glorioso San Roque; La Carda, a la Virgen del Pilar; Corona, a San Cristóbal; En Sanz, a la Virgen de los Ángeles y en Na Jordana, a la Virgen del Rosario. En todas se menciona la cerámica religiosa o el tipo de imagen que se guardaba en casa del vecino más devoto.

Pese a que muchas han desaparecido, hoy todavía se mantienen algunas, modificadas en sus estructuras por el avance del tiempo. En nuestro recuerdo no podemos olvidar, entre otras muchas, la que año tras año se celebra en el barrio de la Xerea al Sant Bult de Jesús; a la Virgen del Carmen en la parroquia de la Santísima Cruz; a la Virgen de Monteolivete en la parroquia de su mismo nombre; a la Virgen de los Desamparados, Virgen del Consuelo y Cristo de la Fe, en la iglesia de Santa Mónica; a San Cristóbal en la calle Alboraya; al Beato Gaspar de Bono en el «atzucac» de su mismo nombre, así como Sant Antoni «del Porquet» y Santa Lucía, esta última en su propia ermita, todas con raíz costumbrista de barrio.