Estamos a las puertas de sumergirnos en la bulliciosa oferta lúdica de la Gran Feria de Julio. Sin embargo, este evento estival no siempre fue ... así y a través de los años tuvo que afrontar diversos cambios. Uno de ellos fue la desaparición de los pabellones falleros y el de la propia Junta Central Fallera, donde todas las noches se celebraban las preselecciones a las cortes de honor.

Publicidad

Los que vamos cumpliendo muchos años recordamos como era este evento en la década de los sesenta, por ejemplo, en el que orquestas y cantantes de moda jaleaban a la juventud. La llegada de los pabellones falleros al recinto ferial situado en el paseo de la Alameda se debe al desaparecido concejal y presidente de la Junta Central Fallera, Juan Bautista Martí-Belda. Un gran amigo hasta los últimos días de su vida. El señor Martí-Belda, en la década de los cincuenta, contempló cómo la Feria de Julio decaía peligrosamente. No lo pensó dos veces y ofreció a las comisiones falleras la explotación de algún pabellón.

Así, al margen del pabellón del Ayuntamiento, se levantaron otros, como el del Centro Aragonés, la Casa de Andalucía y el Círculo Taurino, junto al de la Juventud y los de las fallas de la plaza de la Merced, Mercado, Exposición y Collado, todos con una apretada programación en la que destacaban, entre otros, el Dúo Dinámico, Torrebruno, Karina, Gelu, Robert Jeantal, Los Surf y Los Brincos, sin olvidarnos de los populares artistas de la tierra, como eran Rafael Conde 'El Titi', Pepe Marqués, Rosita Amores y Angelita Feliu.

Por otro lado, en el pabellón de la Junta Central Fallera todas las noches se celebraba una preselección a las cortes de honor, y elección de la reina del pabellón y sus damas de honor, que eran elegidas por el público. Las tardes estaban reservadas a los más pequeños, con una variada oferta de entretenimiento en la que no podía faltar el Gran Fele y sus muñecos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad