Recordando a Canet

Por este motivo considero obligado recordar al artista Juan Canet Bonora, un mito de las fallas infantiles, sobre todo de la sección Especial, donde reinó de forma incuestionable entre los años 1978 a 1990. El que fue considerado como «el Miguel Ángel del dibujo» por Genaro Lahuerta, profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde Canet cursó sus estudios, basó su trabajo en el más puro y, en ocasiones, dulzón barroquismo; estilo que le granjeó muchos admiradores y detractores.

A Juan Canet lo conocí por medio de mi buen amigo Isidro Calvete, antaño presidente de la falla Espartero-Gran Vía Ramón y Cajal; comisión para la que plantó doce fallas, con diez primeros premios en Especial de los que nueve fueron consecutivos. Toda una proeza no conseguida por nadie en el apartado de fallas infantiles.

La pintura fue su arma más poderosa. Juan Canet demostró ser un maestro del detalle, supo captar dentro de una visión única, todo lo que constituye el mundo de lo minúsculo. Ejemplos, muchos, pero para mí reseñable el grupo de tailandesas de su fantasía oriental para Na Jordana en 1992, o «Valéncia, breçol d'artistes», inspirado en el famoso cuadro de Sorolla, «Las pescadoras», sin olvidar el espectacular grupo de goyescas, manteando «al pelele», nacido de la contemplación de la misma obra que Goya creó en 1791, por el que profesaba auténtica pasión.

La observación de éstas y otras creaciones del genial Canet, porque era un artista genial, nos señalan que nada dejaba a la improvisación. En sus trabajos puso todo el corazón, porque corazón es lo que las fallas necesitan.