Pedro Sánchez, presidente en funciones del Gobierno, tuvo el jueves una de las jornadas más intensas y satisfactorios de su historia al frente del Ejecutivo. ... Recibió en Granada a los jefes de Estado y de Gobierno de los países que forman la Unión Europea. Junto a ellos, acudieron otros tantos mandatarios de varios países del continente invitados a la reunión. Un foro creado a causa de la guerra de Ucrania y hasta allí viajó Zelenski, siempre en busca de ayudas para un país castigado por las ansias expansionistas de Putin. De alguna manera nos situamos en el corazón del continente, como punto de encuentro para lograr acuerdos que serán vitales ya que se trata de abrir Europa hacia el Este con el ingreso de nuevos países.
Además, horas antes, Pedro Sánchez había comparecido satisfecho ante micrófonos y cámaras por la elección de España, junto a Portugal y Marruecos, como sede del Mundial de fútbol 2030. La marca España brillaba en los ámbitos deportivo y geopolítico.
Con esos y otros muchos objetivos cumplidos estos años, resulta paradójico el acoso y derribo al que continuamente se intenta someter al Ejecutivo. A nadie se le oculta que ahora a Pedro Sánchez le toca pelear para conseguir que otro Gobierno progresista de coalición pueda «durar» cuatro años. O para que los 176 diputados que necesita para su investidura le den tregua, si no todos, la mayoría. Tarea compleja, con el añadido de que el plazo para formar el nuevo Ejecutivo acaba el 27 de noviembre.
De entrada, el otro día Alberto Nuñez Feijóo plantó a Sánchez en su primera cita después de su derrota en la sesión de investidura y tras el encargo de Felipe VI al líder socialista para que trate ahora de formar gobierno. Ojo por ojo y diente por diente. El presidente del PP dijo no tener el carné de baile libre para reunirse el miércoles. Como si Sánchez tuviera la agenda en blanco. Se diría que la humillación a la que Feijóo fue sometido por Sánchez, que no abrió la boca en toda la sesión de investidura, ha merecido ese correctivo. Se verán el lunes.
Y no perdamos de vista a los 'otros', a ERC y Junts, que seguirán apretando las clavijas para decidir su voto en la investidura de Pedro Sánchez. Como se sabe, el presidente en funciones rechaza la convocatoria de un referéndum consultivo, pero parece dispuesto a contemplar la reclamación de un nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña. En esta vía, el debate está comenzando a abrirse. Habrá que escuchar la reflexión de los catalanes. De todos.
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