Europa en armas
Tanto la UEO como la OTAN incluían en sus tratados una cláusula de defensa mutua. Este paraguas de seguridad permitió hacer frente a la amenaza del Pacto de Varsovia durante 40 años y, en el caso de la OTAN, sólo ha sido invocado una vez
Mariano J. Aznar
Jueves, 3 de abril 2025, 16:46
Sirviendo a Felipe IV, cabeza coronada de la «monarquía compuesta» que era España desde finales del siglo XV, en 1625 el Conde-Duque de Olivares ... sugirió al Rey una propuesta para estrechar la vinculación de los diversos territorios europeos, americanos y asiáticos de la monarquía hispánica con una llamada a la «Unión de Armas». España aseguraría así que todas las partes acudieran en ayuda de cualquier otra que fuera atacada. Con el interés, afán de emulación y la cierta fascinación que existía en Inglaterra ante el éxito de la presencia española en América, en 1627 el Secretario de Estado Coke propuso a su monarca Carlos I seguir el modelo español, una vez consolidada la unión de Inglaterra con Escocia, otra monarquía compuesta de la época.La solidez de los lazos en estas monarquías era un reto formidable. De hecho, reducidas a su tamaño actual, sigue siendo un reto mantener lazos fuertes, estables y sinceros. Las lealtades han cambiado, como han mutado los valores e intereses de los ciudadanos que las componen. Y si ello es así a nivel estatal- basta ver el caso de la España actual-, lo es aún más si pretendemos construir un modelo supranacional, como es el caso de la Unión Europea (UE). En estos supuestos, esos lazos se construyen tanto por convivencia como por conveniencia. Convivencia que se ha ido forjando lentamente y a pesar de enfrentamientos terribles; y conveniencia por consolidar un proyecto que pueda hacer frente, en un plano de igualdad, a otras potencias militares y económicas.Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la que los EE.UU. se implicaron profundamente, se estableció un orden mundial basado en reglas e instituciones. Kissinger cuenta que el presidente Truman se enorgullecía no sólo de haber derrotado a los enemigos en la IIGM sino de traerlos de vuelta a la comunidad de naciones. «Me gustaría pensar, dijo Truman, que solo los Estados Unidos son capaces de algo así».
En ese empeño, y ante la amenaza comunista, Europa creó en 1949 el Consejo de Europa alrededor del acervo democrático y liberal de nuestro continente; en 1951 se creó la primera de las Comunidades Europeas (la del carbón y el acero, poniendo en común las materias primas de las armas que masacraron a los europeos entre 1939 y 1945); y en 1954 se creó la Unión Europea Occidental (UEO), primera organización militar genuinamente europea que remedió en parte el fracasado intento ese mismo año de crear una Comunidad Europea de Defensa.La UEO tuvo su origen en el Tratado de Bruselas de 1948. Éste respondía a la solicitud norteamericana de que los europeos se vincularan primero en su defensa mutua para, después, en 1949, firmar el Tratado del Atlántico Norte, germen de la creación de la OTAN en 1951. ¿Les suena? Si no, revisen las actas de la reunión de la OTAN en Múnich el pasado febrero. El cambio ahora es que los EE.UU. amenazan con abandonar ese vínculo hasta hoy estrecho y amistoso.
Tanto la UEO como la OTAN incluían en sus tratados constitutivos una cláusula de defensa mutua. Los respectivos artículos cinco en ambos tratados establecían que en caso de ataque armado contra uno o contra varios de sus Estados parte, acaecido en Europa (o en América del Norte, en el caso de la OTAN), se consideraría como un ataque dirigido contra todas ellas, generado el derecho al ejercicio de la legítima defensa colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de la ONU. Este paraguas de seguridad permitió hacer frente a la amenaza del Pacto de Varsovia durante 40 años y, en el caso de la OTAN, sólo ha sido invocado una vez: precisamente por los EE.UU. tras el ataque terrorista de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Los europeos en la OTAN respondimos en ayuda de nuestro aliado americano, el mismo que ahora desprecia ese pacto de defensa y asistencia mutua.Tras el fin de la Guerra Fría, en 1992 se creó la UE. La Unión poco a poco entendió que era necesario proveerse de una cláusula propia de seguridad, similar a la de la OTAN. De ahí que, con el Tratado de Lisboa en 2007, se incorporara esa cláusula al tratado de la Unión (TUE), cuyo artículo 42(7) establece que «[s]i un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio [pero no en Ucrania], los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas». La UE tiene así y por primera vez un pacto de defensa mutua propio, que refuerza con una política que incluye la posibilidad de llevar a cabo misiones de mantenimiento, restablecimiento y consolidación de la paz fuera de la Unión (por ejemplo, en Ucrania). La UE se dotó asimismo de un procedimiento de cooperación reforzada en el Protocolo 10 al TUE y de una Agencia Europea de Defensa encargada de establecer objetivos comunes en la materia, armonizar esfuerzos industriales y tecnológicas, así como mejorar la eficiencia en el gasto militar. Es decir, tanto normativa como institucionalmente, la UE está pertrechada para reforzar su capacidad de disuasión y proyección militar; aunque me temo que no es ese el problema.
A mi entender, el problema reside, en primer lugar, en la voluntad política de hacerlo y financiarlo. En segundo lugar, en hacerlo en común, sin pretender ninguno de los socios liderar industrial y tecnológicamente el proyecto (como desea Francia en favor de sus intereses). En tercer lugar, entender que la defensa de la Unión supone trasladar a la UE la adopción de ciertas decisiones relativas a la defensa tanto común como de cada Estado miembro (los intereses defensivos de Letonia son diferentes de los de los españoles o los irlandeses). Y, en cuarto lugar, hay algo más profundo que no se nos debe escapar: ¿estamos dispuesto a ver llegar al puerto de Valencia ataúdes con los restos de nuestros soldados o marineros caídos en combate defendiendo nuestros intereses compartidos en un lugar quizá lejano? Porque los estadounidenses y los británicos lo están. Lo han estado siempre. ¿Y nosotros?
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